Este año, la feria va de nórdicos que escriben novelas de policías y asesinos. Pues sí que vamos bien. Mucho me temo que ni la voy a pisar. No por los nórdicos, qué va, sino por otras razones; entre ellas se encuentra el hecho de que yo me encuentre lejos de Madrid. Y sin perspectiva de visitarla esta semana, con lo que pasarán esos quince dias feriados de libros sin mí. No creo que el Retiro me eche mucho de menos. Aunque debiera: he sido asidua, día tras día, cuando éramos vecinos el Retiro et moi.
Lo que sí haré es interrumpir mis lecturas excéntricas (¿?) y leer algo más "actual", más reciente. A ver qué tal. Leeré, por fin, a la nueva nobel, Herta Müller, de la que ya había tenido noticia hace años, cuando Siruela, la editorial del conde, publicó una novela suya. Pero no pasé de hojearla con cierta pereza.
La pereza... es buena consejera de lecturas, no crean. Mala para decidirse a fregar los cacharros apilados en el fregadero a estas horas de la noche, pero buena para dejarse caer en un sillón y abrir un libro y permitir que los ojos resbalen por sus lineas de hormiguitas negras que se mueven y se recolocan y tal. Ay, sí; qué bien. Me subo corriendo a mi cuarto que esta noche me acabo el que estoy leyendo.
Y ustedes: ¿qué libro leerán esta semana? Anden, sean buenos y cuéntenme, a ver si me dan más ideas. Todo menos lo que dictan los media. Que es que cada vez lo tolero peor. Y detesto el bicarbonato.