viernes, 28 de junio de 2013

Sonríe

"Pasamos la vida, la mayor parte de personas, sin apenas apercibirnos de nada importante. Es monstruoso, pero es así. Cuando llega la hora de la muerte, los que mueren conscientemente, se apenan de lo irremediable. Y entonces es tarde para lamentaciones. No es disfrutar al máximo, ni aprovechar las oportunidades que te salen al paso, ni triunfar en tu profesión o saber rodearte de gente que te quiera -con ser, esto último, mucho decir-, ni es siquiera dejar un legado brillante para la historia, lograr unas letras de molde imperecederas con que luzca tu nombre sobre algún mármol ilustre. Insensibles al dolor ajeno, permitimos que se extienda el llanto y la pena por el mundo, en las perreras donde se sacrifican los animales que nadie quiere, en los orfanatos donde se hacinan los niños abandonados, en los caminos solitarios donde se pierden los pasos, como por un resorte movidos. Es el amor, esa cualidad que sólo en atisbos como chispas de luz vislumbramos alguna vez. El amor pasa a nuestro lado sin que seamos capaces de saber de él. Y así, morimos casi sin haber vivido, sin saber nada apenas. Sólo unos pocos acceden a la plenitud."
Irina Goegginger. Berlin Este. 1945.

martes, 11 de junio de 2013

Edward Snowden/ Captura de pantalla de un video
Un joven ingeniero de brillante porvenir ha arruinado su vida al dejarse aconsejar por su conciencia, pero, ¿qué otra cosa podría hacer? Los que no tienen conciencia no tienen tampoco ese problema.
Se llama Edward Snowden, ha tenido el valor de contarle al mundo la actividad secreta que considera inmoral y que piensa que hace de Estados Unidos en un país indigno de ser llamado democrático. Creo que merece el apoyo de cuantos puedan ayudarle frente a la maquinaria de Leviatán que se le viene encima.
La administración de Obama no ha podido/querido acabar con las prácticas absolutistas del espionaje a todos los ciudadanos americanos y, por extensión, del mundo. ¿Puede la lucha contra el terrorismo llegar a esos extremos? En España conocimos hasta dónde puede llegar la guerra sucia con el pretexto de la seguridad y el bienestar del estado.
Suerte, muchacho, en la caza que ya ha comenzado contra tu persona.