miércoles, 26 de febrero de 2014

Campaña de protesta en Paraguay contra abusos de Monsanto
Corre por la red y por algunas conciencias cada vez más numerosas la idea de que no somos soberanos al sentarnos a comer cada día. Me preocupa la alimentación porque constato cada vez más cómo influye en la vida de la gente, la mía propia, desde luego, y la de los que me quedan cerca. Soy consciente de que esta preocupación -que me ha empujado a hacerme vegana, también por respeto a la vida de los animales- puede conducir a la llamada ortorexia. Sin embargo y sin exagerar, apoyo las luchas de los pequeños David frente a los Mostrencos Goliath que buscan la autosuficiencia frente a los negocios basados en arruinar a las personas, sus economías y sus vidas.
Así que les invito a leer más sobre el asunto, que tiene más chicha de lo que parece. A tomar conciencia cuando echen al carrito de la compra sus productos en esos centros de venenillos que llamamos supermercados. Y a disfrutar con cada bocado que se lleven al buche.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Cartas de Guillén en la Bibioteca Nacional

Jorge Guillén en plena madurez / fundacionjorgeguillen.com
Ana Santos Aramburo, la directora de la BNE está acopiando -bueno, vale: "haciendo acopio", mejor- de los archivos completos, o no, de los mejores escritores españoles y dibujantes y viñetistas y todos cuantos aporten luz y memoria a la desmemoriada cabeza hispana, que tanto de lo suyo ha despilfarrado y dilapidado por esos mundos.
Los fondos de la Biblioteca son curiosos y extensos.; vale la pena echarles una ojeada. Y a ellos se suman unas cuantas cartas de Jorge Guillén que conservan la gracia de su educación caballerosa. Era un señor chapado a la antigua, claro, ¿cómo no? Lo conocí cuando ya se había asentado en Málaga, en cuya casa me acogió con gran amabilidad una tarde de verano, en que me presenté con un compañero técnico de sonido de Radio Ncacional, a grabar una conversación entre los dos, de poesía, de paisajes, de historia, de modales, de comidas, de sabiduría, de leer libros, de ser niños... ¡qué sé yo! Casi dos horas estuvimos de charleta. Acabamos amigos.
Lo que me ha gustado es saber que esas cartas las dona su hija Teresa; una bella mujer, de cintura de avispa y modales de princesa, que vive entre Boston y Málaga. Me alegra saber que cualquier persona podrá curiosear con el debido respeto, se entiende, en esas cuatillas que han conocido otro tiempo, un tiempo que resuena en los que vamos dejan do años atrás, con el olor del chocolate de las meriendas y de las gomas de borrar Milán o la tinta Pelikan. Ya ves.
He recordado las veladas en su casa de Boston, con María Estrella y Christopher, comisqueando alguna delicatessen y en animada charla siempre inteligente y divertida. O cuando visité su casa de Nerja, un espacio marinero que se adentra en el agua por medio de una pasarela de madera sobre un jardín. Qué bonito.
Pero, lo que me interesa es saber y que sepan que los fondos del poeta se han ensanchado en la BNE.