Leo en el periódico que hay 230 millones de personas en paro en el mundo. No sé de dónde habrán sacado esa cifra, cómo saben ese número exacto, si cuentan o no cuentan a los que llevan en paro toda la vida porque viven en países donde el trabajo no cuenta. O no existe. O no es remunerado. Las mujeres, sobre todo, algo saben de eso.
Leo en mi blog preferido que la universidad de Puerto Rico ha suprimido las clases que tenía de estudios de género, o sea sobre las mujeres y las peculiaridades que plantea esa "condición". Parece que haya alguna relación entre una y otra noticia, ¿no es así? En fin, se trata de los graves problemas que están acuciando a la gente, sean del sexo que sean. O del género.
Asumimos, a estas alturas, que el sistema socialista ha fracasado y lo representamos muy gráficamente con el derrumbamiento del muro de Berlín. En eso parece que todo el mundo está de acuerdo. Sin embargo, ante el fracaso estrepitoso del sistema capitalista todos prefieren hablar de abuso de codiciosos, descuido de gobernantes, corrupción y tal y cual. Quizás porque la representación gráfica del fracaso del capitalismo no es un muro enorme que se cae a trozos sino millones de personas que se empobrecen progresivamente, que pasan hambre y ven peligrar sus casas, cuando ya creían que las tendrían para siempre. Clases medias que desaparecen para dejar paso a la marginación y la carencia. Niños sin techo, padres sin sueldo, dolor, llanto. ¿Cómo representar gráficamente eso? ¿Cómo denunciar a gritos el estrepitoso fracaso del sistema capitalista? Cuando la tecnología y la inmediatez de comunicaciones nos ha hecho creernos casi dioses, nadie va a prestar atención a una loca vociferante.
Si falta el pan faltará con mayor razón el conocimiento y, más aún, la cultura, según lo que aprendimos en la pirámide invertida de necesidades. No ha fracasado el capitalismo, dice; es que unos sucios avariciosos quieren ganar dinero a toda costa sin pararse a pensar cuánto podrá caber en sus tumbas. Nos hemos apuntado todos al modo de vida anglosajón y ahora nadie quiere comulgar con su triste religión: make money not love.
Y, sin embargo, el fracaso del sistema capitalista se ve y se palpa. Ya no puede esconderse más. Sí que vamos bien.
3 comentarios:
Valiente post el tuyo. El tema es tan deprimente que uno no sabe por dónde abarcarlo y, efectivamente, de dónde salen esas estadísticas?
He vuelto, después de cinco años, a la enseñanza. Me ha sido fácil en todos los sentidos. Suerte, me imagino...
¿No podrías dar algun detallito más? ¿Nivel de estudiantes? Quiero decir, su interés por la materia, sus conocimientos... esas cosas.
Ay, Elvira, tendras que esperar hasta que los haga mios!
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