Desde niña. cuando era una lectora empedernida, imaginaba el ambiente y los colores de una ciudad descrita en una novela, no recuerdo cuál, ni siquiera su autor, porque a lo mejor se trata de varias novelas. Luz brillante y temperatura cálida, olor a flores, sombras apaciguadoras del radiante sol, cosas así. Y gente vestida de manera exótica, como los negritos que venían en productos como el colacao o en algunos paquetes de café. Ahora ya no los ponen: se ve que no es correcto.
De grande, leí un libro de Evelyn Waugh, que recomiendo: When the Going was Good, en el que cuenta algunas de sus andanzas como viajero en Africa. Y menciona su hotel, el Ras, de Addis Abeba. De modo que quise verlo, ya que existe todavía. De hecho, hay varios Ras en diferentes ciudades etíopes. Pero éste era el de EW. Conserva, dentro, un lobby anticuon, de tinte colonial, con lámpara de cristal en el centro del techo y sillones desfondados que alguna vez fueron confortables, alrededor de veladores cuya misión seguiría siendo la de sujetar tacitas de café si alguien lo pidiera. El suelo, de piedra hidráulica, con dibujos de flores en diversos tonos de blanco y negro. Sí, había aún ambiente en ese lobby. Ni intenté siquiera entrar en alguna habitación. Prefiero seguir imaginando.
Luego de un suspiro, mientras tiraba la foto con mi cámara-patata, salí de allí hacia otra cosa.
De grande, leí un libro de Evelyn Waugh, que recomiendo: When the Going was Good, en el que cuenta algunas de sus andanzas como viajero en Africa. Y menciona su hotel, el Ras, de Addis Abeba. De modo que quise verlo, ya que existe todavía. De hecho, hay varios Ras en diferentes ciudades etíopes. Pero éste era el de EW. Conserva, dentro, un lobby anticuon, de tinte colonial, con lámpara de cristal en el centro del techo y sillones desfondados que alguna vez fueron confortables, alrededor de veladores cuya misión seguiría siendo la de sujetar tacitas de café si alguien lo pidiera. El suelo, de piedra hidráulica, con dibujos de flores en diversos tonos de blanco y negro. Sí, había aún ambiente en ese lobby. Ni intenté siquiera entrar en alguna habitación. Prefiero seguir imaginando.
Luego de un suspiro, mientras tiraba la foto con mi cámara-patata, salí de allí hacia otra cosa.