miércoles, 9 de noviembre de 2011

Al fin, la lluvia


Llueve sobre el estanque

El Molino bebe por fin el agua anhelada desde hace meses. Los kois saltan de un lado a otro del estanque de pura alegría. No ha sido mucha lluvia: han caído centenares de litros por todas partes pero aquí, apenas unas cuantas decenas. No importa; el Molino no es avaricioso, por eso ahora se siente tan feliz. Por la misma razón le ha dejado indiferente el debate acartonado que prepararon políticos y periodistas el lunes, 7 de noviembre, en televisión, muy al gusto norteamericano pero sin la brasa de los yanquis y con una puesta en escena pretenciosa y distante. Despilfarradora y fea.


Roca sobre azúl


Manca finezza en España para todo. Sin embargo, el Molino flota por encima de esa prosa malsonante de la carrera por el control de la miseria española. Es ligero como una pluma de golondrina. Cuando necesito liberarme del fardo que me machaca la espalda y me aplasta el corazón, me gusta escapar al Molino para que me contagie ese aire ajeno al plomo y al azufre que nos invade.
Es como abrir los ensayos de Montaigne, leer un poema de Antonio Machado, ver Qué bello es vivir o escuchar un aria de Mozart. La belleza está expuesta siempre a los ojos que saben mirar y a los oídos que escuchan con el corazón. Pero el empeño gigante de los aplastadores que pagan mal el trabajo, como en China; que rascan avariciosamente los bolsillos de los pobres para engordar sus panzas millonarias, como hace Alemania cuya deuda -superior a la española- la hace pagar al 1 por ciento (frente al 18 por ciento de la deuda griega).


El salto del Molino

Pero dejemos esto que suena inevitablemente a demagogia. Hasta en eso nos la tienen ganada.  La palabra, retorcida por pillos y sinvergüenzas. ¿Quién ha dado permiso para que sólo puedan dar la brasa los PP y los PSOE? ¿Dónde han preguntado al puto pueblo soberano si eso es decente? Seguiré votando fuera de la norma, desde luego. Les dejo estas fotografías del Molino para que se relajen.

4 comentarios:

estrella dijo...

De acuerdo, Elvi. Te tenías que haber quedado en la descripción de esas bellas fotos. Tienes nueva cámara?

Elvira dijo...

Es la vieja nikon de siempre, Estrella. Estamos ralentizadas en el blog, ¿no te parece? Falta de aliento, quizás. Vendrán tiempos mejores.

Manuel Montero dijo...

Canto porque Cristo está muerto,

mi canto es la tierra en su frenesí de espíritus olvidados,

no han podido en Sión solucionar mi canto, no han podido en el Infierno.

Mis manos son fuego de múltiple color, y sus espadas se funden en las tuyas,

por el simple esfuerzo de mis ojos que lloran sangre.

Deus in adjutorium meum intende

y yo he dado a la muerte el precio de la vida futura,

para tí, que correrás detrás de rubios resucitados, detrás de músicos.

¿Qué otra esposa pude haber pensado para mí sino una hija de Salomón,

un esqueleto de jade líquido, un espejo?

Quise pensar en cifras, quise tocar tu cuerpo,

y ahora siento tanta alegría de ver morir a Cristo, de ver que ya no respira,

que su Iglesia son zombies, desalmados y ministros de la muerte,

que no me explico la paloma que entra en mi boca.

Eres tú, mi vida que ardes en la copa y que sonríes con picardía,

es tu guerra contra mí en un sólo beso, en un mensaje,

en tu culo meando sobre mí, lenguaje de vida.

Canto porque el cuerpo muerto de Cristo está en mí mismo,

y una luna de viernes vuelve por Pascua, porque los gitanos

cantan a veces en mi calle, y si no los zíngaros tocan fanfarrias agridulces.

No me siento mecido por los brazos del humo y del incienso,

me siento tenso y lo más intenso que siento es el zumo de saliva

de tu rostro del color del cielo, de tu distancia, Lunita del deseo.

Si este vagabundo que soy pudiera pagar con baratijas

los favores de una reina, o de una princesa,

he debido comprobarlo tantas veces, he sentido tantas veces un poder extraño,

y he hecho tanto daño, ajadas

son las pestañas del anturio cristiano y del nardo.

No comprenden mi figura, sátiro

es lo mejor que saben decir para elogiarme,

yo sólo soy un ángel de rabia

y el sentido de mis murciélagos y mariposas está en la rosa

de nuestros pensamientos desnudos.

No sólo de sintagmas es mi sintaxis,

y si existe la miel es que ya estoy borracho de placer.

La cabeza de Cristo decapitado es un caso

que se me queda grabado en cera azul. La blasfemia misma

es el anuncio del viernes, el más evangélico

de los besos que Dios recibió en la vida.

Las leyes del imperio me han proscrito, a mí que soy la base de todo,

y vivo metiendo la picha a la carrera, ¿quién sino yo

el muerto, el cuerpo de Jesucristo el viernes noche?

El grito hipócrita de la puta Magdalena de que le habían matado al maestro.

Los idiomas, que suenan como la música al paleto.

La tortura, el otro oficio más antiguo que el mundo,

todo lo encuentro en la escritura de tu vulva pulida y con ya tupido bozo,

deben ser telarañas del castillo, deben ser pelusas del abrigo.

El cuerpo de Cristo es la mujer, y si está la noche en la cruz,

espera que se transfigure y aprende a ponerte de rodillas delante de un altar.

A los indios que se inspiran del espíritu de Zapata,

los quieren sacrificar en París, así anda la política del mundo.

...

Me dices que no me preocupe, que piense en otras cosas,

que debo tener fiebre, que me relaje. Me untas lo más caro de tus cosméticos,

primero en la espalda, luego el magenta claro de tu boca

en mi columna del desierto, en la serpiente de Shiva, mi dios secreto.

El proceso es claro para unos u otros, ¿qué te importa

que yo sea tu prisionero o tu juez? Eres mi canto

porque mi canto solamente puede ser tú misma.

Esto es un largo poema y lo que quiere decir es largo.

En español no lo entiende nadie, incluso yo que crecí en Granada,

una vez dicho lo niego todo, como bajo amenaza desconociendo.

Yo soy el ogro que sale de la cueva, yo soy la tierra que tiembla.

Yo soy esa materia hostil que mal recibió tu alma y la selló.

Dáte cuenta de que no es sencillo, al menos el viernes.

Mis huesos ya están esperando mi muerte para descansar, soy

el primero que beberá contigo el olvido. Máscara, diamante femenino,

siempre olvido.

...

Elvira dijo...

Gracias urgentes -salgo al tren ya mismo, o lo pierdo- por tu generosidad, MM.