miércoles, 4 de enero de 2012

Aquellos emisarios misteriosos

Largo camino, largo trecho de infancia
Ajetreo y nervios la noche del 5 de enero. Aún  cuando por la edad, las sospechas sobre su auténtica identidad empezaban a crecer como los hongos en el bosque de otoño. Los polvorones sobre la mesa del comedor, las copitas de anís (cognac para Melchor, que es de gustos clásicos) y algo de paja para los camellos en el suelo, a las patas de la mesa. Esto nunca acabó de convencerme. Yo había sido alimentada con leche de camella en mi tierna infancia y por razones que no puedo explicar, no me imaginaba a las camellas zampando paja, sino que las imaginaba, golosas, mucho más aficionadas al turrón que a otra cosa.
He colgado lamparillas de luz de las ramas desnudas de los fresnos y entre los granados y los palosantos. En Molino está bonito esta Navidad, acogedor, cálido. La gente lo ha pasado en grande. Ahora, en el silencio invernal, lejanos los ecos de las voces festivas, a los misteriosos magos de Oriente les vendrán bien las llamitas que cuelgan de las ramas, tenues pero brillantes, como luciérnagas atrapadas en el cristal.
Que los Reyes Magos, Sus Majestades de Oriente, os traigan destellos de felicidad, los mejores regalos, salud y paz para todos. Y si, además, os toca algo en la Lotería del Niño, miel sobre hojuelas. No me vendría mal a mí tampoco, pero no pido tanto. Mi deseo escondido y silencioso, ya lo saben ellos. Y yo sé, porque les conozco desde hace muuuucho tiempo, que lo tendrán en cuenta y harán cuanto puedan.
Good night, sleep tight! en esa noche de las maravillas. 



2 comentarios:

estrella dijo...

Elvira, ese deseo se cumplirá. Ya sabes lo que dice el dicho: Cuidado con lo que deseas que a lo mejor se cumple.

Cómo me gustaría ver el molino, a media luz y en silencio. Esta entrada sí que parece la noche de Reyes! Hasta has acertado con la música...y no digamos la foto, igual que los imaginaba en mi infancia.

Elvira dijo...

Es la licencia del tiempo de Navidad, Estrella. Es impagable el recuerdo feliz de la infancia.