Kenia (arriba) y Dante se preparan para el invierno |
Dicen que separar es buscarse la enfermedad. Separar es desear el mal ajeno, envidiar con malos deseos al otro. Separar se parece a pecar pero sin connotaciones religiosas, sin pagar tributos. Se necesitarían más vidas que una sola, aunque sea tan larga como la vida de Oscar Niemeyer que acaba de terminar, después de casi 105 años. Ahora, anochece y el bandoneón parece desvanecer su quejido perdiéndose en lo oscuro. Afuera hace frío, así que voy a regresar a la lectura del diario, como si nada pasase. Como si pudieran pasar otros cien años para retomar todas las cosas que soñé hacer cuando niña. Como aquella mañana en que me desperté llorando porque me atacó una rara melancolía -a los seis años- mezclada con el sueño. Algo de ser no se qué de mayor. Un deseo. Una estrella azul. Qué sé yo.