sábado, 22 de marzo de 2014

Ikebana de avellano tortuosa
Planté este ikebana cuando en las ramas del avellano apenas despuntaban unas yemas diminutas, hace unas cuantas semanas. Como no frecuento este cuarto en invierno, resulta que me olvidé de mi arreglo hasta que lo descubrí así, florido y hermoso. Se ve que alguien estuvo añadiendo agua a la vasija para que no se secara y lo ha agradecido de esta manera. Las alcachofas centrales son del huerto y el avellano tortuosa, del jardín. El plato del fondo, regalo de Chiqui y los p´çajaros que se adivinan a la izquierda me los traje de la capital de Mozambique en uno de aquellos viajes africanos tan memorables y de los que apenas he contado nada.
Total, que pretendía hacer un ikebana de almendros y no he tenido ánimo de destruir este tan generoso. Se lo birnod a ustedes con mis mejores deseos de paz y bien.

3 comentarios:

estrella dijo...

Pero que cosa tan extraña y fascinante has montado. Menos mal que siempre está esa cálida mano que da, en este caso agua!

Sigue haciendo fotos que veamos a dónde llega...Bonito fondo, el plato.

Elvi dijo...

Ya lo creo que es bonito ese fndo, Chiqui. Esperaré a que languidezca y después, lo cambio. Te mantendré al tanto, fiel amiga. Nos hemos quedado solitas aquí.

estrella dijo...

Viste la pelicula "if you build it they will come" ?
pues eso...