lunes, 20 de julio de 2009

Fly me to the Moon


La escena final de la película "Space Cowboys": la inmensidad del infinito, el espacio sideral, la negrura flotante, espesa e inabarcable, y, de pronto, un satélite blanquecino, como anémico, pero brillante gracias a la lejana luz del sol. Sobre su granulenta superficie, un astronauta, un hombre sentenciado a muerte por sus células inmortales, cancerosas, que se sienta pausadamente, levitando como corresponde a la atmósfera selenita, al abrigo de un oterito, mientras en el aire, en la anchura del espacio, suenan las notas en la Voz, "Llévame a la luna... déjame jugar entre las estrellas... déjame saber cómo es la primavera en Júpiter y Marte..." Qué poder evocador, qué hallazgo el de Eastwood que pone el punto final tan poéticamente, con tal fuerza.


Hace 40 años, cuando Armstrong pisaba la superficie lunar y los comentaristas televisivos y radiofónicos de todo el mundo transmitían en directo esas imágenes, yo asistía a esa línea maestra de la historia, desde el trampolín de mis años adolescentes. Si es un cuento chino inventado para chinchar a los soviéticos o no, me da igual. Si, como creo con Calderón, la vida es sueño, ¿por qué no disfrutar del sueño espacial sin resabios superintendentes? Haced lo que queráis; pero que nadie cuente conmigo para estropear esa entrada humana en la materia infinita.



Fly Me To The Moon- The Boss Frank - Watch the best video clips here

martes, 7 de julio de 2009

JM Antolin expone en NYC


Mural-sized painting "Denial of Masquerade" (The Archons)

J.M. Antolín es amigo pero antes que eso, poeta y pintor. Mucho antes. Dejó su Valladolid natal, hace mucho tiempo, para venir a vivir a Nueva York. También lo hicieron, antes que él, las rejas de la catedral, pero ésa es otra historia. El caso es que expone y quiero dar publicidad a esa exposición para que vaya a verla quien se pase por la Gran Manzana.




2/20 GALLERY
presents
J.M. ANTOLIN
Showing his controversial mural-sized painting: Denial of Masquerade (The Archons)
Opening reception:Thursday, July 16th, 2009from 6-9 pm@2/20 GALLERY220 W. 16th StreetNew York, NY 10011(between 7/8th ave)(212) 807-8348



Las palabras de Paul Valery, poeta, como él, y perspicaz crítico, servirán para dar una idea de la tarea que ocupa a JM Antolín:

"Ciertas búsquedas cuya exigencia es ilimitada aíslan a quien se lanza a ellas; este aislamiento puede ser imperceptible: pero un hombre que se ahonda es vano que intente ver a otros hombres, charlar con ellos, discutir con ellos; reserva lo que cree esencial y no entrega lo que siente inútil a su gran designio. Una parte de su espíritu puede perfectamente emplearse en responder a los demás, y aun brillar a sus ojos; pero lejos de confundirse entre ellos merced a ese olvido de sí que engendran los excitantes intercambios de similitudes de impresiones y diferencias de ideas, sirven éstos para apartarle, haciéndole sentir con más claridad aún su divergencia y arrastrándole a retirarse en sí, consigo, más vivamente a cada contacto; así se forma por reacción una soledad segunda que le resulta necesaria para hacerse secretamente, estudiada y celosamente incomparable. Más aún, tan lejos va en ese encastillarse y retenerse que se aísla aun de lo que fue y de lo que hizo: no hay obra de sus manos que vuelva a ver ante sus ojos y no quiera destruir, o ponerse a ella de nuevo..."

Qué no os desanime la apariencia. Dentro brilla un cálido corazón.

sábado, 4 de julio de 2009

aguaaa



El calor deshace planes de trabajo y buenos propósitos de orden en la casa. Postpone decisiones y derrite helados y conciencias. ¡Qué calor! y parece que éste se incrementa al repetir la expresión desmayada y aburrida. Buscaría alguna excusa para colgar una entrada nueva en el blog pero, ¡con este calor! Parece que los ingleses se han pasado el día de ayer lamentándose del calor enorme (31ºC) que les ha atacado durante 24 horas. ¡Qué exagerados los ingleses! Sólo 31 grados no es nada. Como 20 años: naaaaada.



De modo que he llenado la piscina de agua clara, sin cloro (¡Eh! No lo he planeado, ese pareado; pero no es tal pareado, sólo se acerca la fonética; vaya milonga), agua procedente de una fuenta cercana, una mina romana que lleva manando desde entonces. Cuando los que mandaban en el mundo sabían latín. No como ahora, que no saben más que de ingeniería financiera, y sin brillantez que digamos, visto el panorama económico que, dicen, padecemos. En fin que he llenado la piscina pero aún no me he metido dentro. Me da no sé qué. Está tan limpia, tan bonita, tan quieta y callada en su soledad de atardecida... Y tan fría el agua que me duelen los tobillos cuando trato de entrar. No me deja. Eso es lo que pasa. De modo que sigo pasando calor; disfruto del calor del verano que me trae siempre recuerdos de infancia. Aunque está claro que los niños ni se enteran del calor, les da igual. No entropece sus juegos ni su aburrimiento ante tantas horas libres de escuela, de maestros, de tareas, de memorizar la lista de los Godos. Los Reyes Godos. Yo nunca la memoricé. Tengo ese pequeño dolor en mi experiencia. Aunque doña Emma, la profe de Historia de cuarto de bachillerato del colegio Tavera de Toledo, se empeñó en que reconstruyéramos la Reconquista en folios que íbamos pegando, después de escribir en ellos los nombres de reinas y reyes herederos de los godos, a medida que iban recobrando el terreno invadido por las tribus de almorábides, almogábares, almohades... Almohadillas, almohadones, almohadas. Fue bello ese trabajito. Doña Emma tenía unas gafas oscuras de cristal gordo que se volvía verde de tan gordo. Me caía bien. Yo atendía sin pestañear, me acuerdo perfectamente. Aunque a veces no me enteraba de la lección porque, aunque atendía sin pestañear lo cierto es que se me iba la mente por ahí, subía al Valle y bajaba por el callejón de los Dos Codos o se dejaba perder por la calle del Pozo Amargo. Toledo daba para todo eso y más. Y, sobre todo, ese calor, ese calor sofocante e inmobilizador de las tardes de Toledo. ¿De qué se quejarán los ingleses?