sábado, 16 de marzo de 2013

Con las malas noticias se puede reaccionar de varias formas. Una es rasgándose las vestiduras y poniéndose a berrear como una magdalena, otra es tomándoselo con humor. Por eso, en estos años de crecientes dificultades la gente se las ingenia para sacar risas de donde pareciera que solo hay llanto.
La buena noticia es que esta crisis que se alarga en los años nos está enseñando a cambiar al constatar cómo ha cambiado el estado de cosas. Cómo lo que era azul ahora es verde y lo estable ahora no para de moverse. Aprendemos a que la manea de ganarse la vida ha de cambiar, que el puesto de trabajo puede pirárselas en cuando te descuides y aún estando atenta. Aprendemos a desconfiar de los encorbatados y a prestar más atención a los que van vestidos de forma un tanto descuidada, con desaliño indumentario, como dice Antonio Machado.
Todo aprendizaje es duro; lo que pasa es que se nos ha olvidado lo que costó aprender y salir adelante en la escuela, entre los aromas de la goma de borrar, los empolvados blancos de la tiza en la pizarra, la tinta de los pupitres, el sonido de la punta del bolígrafo sobre el cuaderno. El silencio de los exámenes, el temor del castigo. El aburrimiento y la hora del recreo.

Hace años que los hombres de negocios aspiran a cada vez más margen de beneficios. Ganar un 10 % hace cincuenta años era un éxito en cualquier empresa. Pero a medida que el siglo XX avanzaba, las ganancias tendían a multiplicarse geométricamente hasta niveles insultantes, amenazadores. Hasta hoy. Arriba, una gráfica de cómo han evolucionado los bancos centrales de algunas zonas.  ¿Podrá alguien explicar con calma, por qué los hombres necesitan ganar tanto dinero? ¿Para qué exactamente?
El papa Francisco ha dicho que quiere una Iglesia pobre para los pobres. ¡Qué lapsus! Los pobres ya saben lo que es la pobreza; les haría más ilusión una iglesia rica para ellos y que la curia cardenalicia se quede con la Iglesia pobre. Así sí que estaría bien este papado.
Valete.

1 comentario:

Elvi dijo...

Gracias MV I suppose? Sí: un cerebro del Paleolítico y avances tecnológicos abrumadores no sé a dónde van a conducirnos.