Mercado de cat (hojas de mascar estimulantes de las que Etiopía es principal exportador), en Aweday. |
Viajar a Etiopía es como abandonar los parámetros territoriales para
entrar en el tiempo de la Biblia, los días del Antiguo Testamento, por
las caras, los tipos, las cosas, las casas, los perros y las hienas.
Aunque Addis Abeba ha cambiado desde hace doce años cuando la vi por
vez primera, los altos edificios y los follones de tráfico no ocultan
su piel ancestral. Y eso es lo que me gusta. Eso y una gente que de
tan excelente parece también de otro tiempo.
Comparto con vosotros mi amor por Etiopía con estas fotos y el deseo
de que podáis visitarla algún día. Gracias, Chiqui, por tu mano amiga.
Tiendecita de ultramarinos del mercado de Harar |
Addis Abeba, ciudad de contrastes, tras una tormenta. |
3 comentarios:
Pase usted a verme, precisamente estabamos hablando los amigos anoche de la nobleza de los etiopes alrededor de un Burdeos y una jarra de café (para mi).
Qué colores los del mercado. Es una pena que no se abra la foto.
Las otras dos fotos, si pinchan un par de veces, se hacen más grandes y es interesante ver los productos de esa tiendecita; o los techos de las casas.
Sigue mandándonos cartas!
4 de febrero de 2011 23:32
Nobleza y belleza, MM. Por cierto, qué rico está el café etíope que hacen de manera ceremoniosa, con gran parsimonia.
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