miércoles, 16 de marzo de 2011

Tratar la adversidad

Llama la atención que las imágenes que nos llegan de Japón no estén salpicadas de gritos desgarradores, llantos que deforman las caras, gentes vociferantes que culpen al gobierno japonés de sus desgracias, ciudadanos que huyan en estampía hacia los aeropuertos: los que van en ese plan son occidentales. Hasta algún cadáver encontrado en la escalera de una casa, parecía descansar, dormido plácidamente, del ajetreo externo. Hay algo profundo, que dormita en el alma de los japoneses y que tiene que ver con su educación de disciplina y con sus creencias budistas.
Los españoles también tenemos creencias antiguas, cristianas, que, teóricamente, debieran ayudarnos en estos trances de dolor, pero nunca nos acordamos de ellas. Ni cuando truena, de Santa Bárbara.  Así que más bien montamos números ruidosos y agresivos ante las desgracias. Somos de otra manera.
Hace mucho, un pintor japonés excelente pintó una ola gigante -¿anuncio de tsumani?- entre cuyas salpicaduras podía verse el adorado monte Fuji. No por replicada deja de ser admirable esa estampa del Edo. La dejo aquí por ver si su presencia pudieran refrescar esos depósitos nucleares tan peligrosos, obra humana, de ahí lo temible.

5 comentarios:

estrella dijo...

El estoicismo de pueblos como Japón se lo han ganado a pulso. Lo que nunca imaginaremos es la cara, el último grito de los más de cuatro mil desaparecidos .

estrella dijo...

Vaya, para compensar mi negro estado de ánimo os dejo con más grabados del artista.
Qué se nos llenen los ojos de belleza y el alma de color!

http://tinyurl.com/4kdlt5g

Elvi dijo...

Entre esos grabados, Chiqui, está el de un fantasma. Son muy característicos. Antiguamente, los japoneses creían que esos fantasmas traían la desgracia al país: los huracanes y los terremotos. La tradición dice que las personas, cuando mueres, se vuelven fantasmas; algunos, muy peligrosos. Son tradiciones que me encantan. Me recuerdan a Alvaro Cunqueiro y sus almas en pena.

estrella dijo...

No sabía que el fantasma fuera de tradición japonesa, o sea que lo que lleva es un Kimono encima de la cabeza, y no una sabana? Debe ser tedioso ir por ahí asustando a la gente. Me gusta más la idea de la reencarnación.

CuAnto sabes Elvirilla!

Elvi dijo...

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