miércoles, 30 de diciembre de 2009

Por un agradable año nuevo

Hoy, 30 de diciembre, ha amanecido templado el día, hasta el punto de que se podía estar fuera con sólo un jersey. No lucía el sol a las nueve (lo hizo hacia el mediodía) pero resultaba delicioso quedarse al aire libre, barrer por fin las hojas mojadas por la última lluvia dibujando trazos con el rastrillo en la tierra blanda. Qué peinadito se queda todo. Hay mucho placer en esos trabajos que permiten de inmediato comprobar lo beneficioso del esfuerzo realizado. En ésas estaba cuando me sentí observada. Pero no había nadie, aparentemente, más que yo en el jardín. Un silencio templado como la temperatura y yo. Y el sonido del rastrillo sobre la tierra. Ya iba a entrar a tomarme un rico sencha caliente cuando la ví. Me miraba fijamente desde la rama partida de la acacia centenaria: una ardilla preciosa.

Seguramente, andaba buscando sus avellanas escondidas en alguna parte, como yo cuando busco mis gafas, también aparentemente escondidas en alguna parte. Me sentí unida a ella por la misma cabeza de chorlito, de modo que le susurré suavemente, temía asustarla, un "feliz año nuevo" que le gustó mucho. Lo sé porque me sonrió. Un día muy agradable.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

El apagón



¿Se acuerdan del apagón eléctrico acaecido en la magna ciudad de Nueva York (New York) hace una pila de años que -dicen- provocó el nacimiento de muchas criaturas debido a que no se supo nada mejor que hacer en el rato que duró? Bien. Pues esta misma mañana, en el noble pueblo de Espluga de Francolí, a donde me dirigí, en medio de la lluvia, a comprar unas viandas, encontré que el colmado estaba fermé, ¿por qué? pues porque no había luz y no podían usar ni la báscula ni la caja registradora. Me lo comunicó una joven cajera, con su delantalito y su coleta de melena oscura, componiendo un ademán de "como verá usted, razones no nos faltan". De modo, amigos, que ahí me tienen, con cara de pazguata, la boca abierta y el cestillo vacío, la lista de la compra esgrimida en la mano izquierda, de pie en la acera, a la intemperie, deseando que eso no durara más de unos minutos. Pero duró más. De vuelta a casa observé que los chinos estaban abiertos. Se me ha roto la pala de recoger los bombones de los gatos así que me pasé a ver si ellos sí podían atenderme. Había cola. Encontré una palita de plástico agujereada por 0,75 cents, pagué, desée felices pascuas a quienes me atendieron y me volví a casa convencida de que, aunque se vaya la luz, los chinos gobernarán la tierra. ¿Se acuerdan de cuando Mafalda, en medio de la noche, se acerca a la cama de sus progenitores para preguntarle a su padre: "Papi: ¿es siérto que mientras nosotros acá dormimos, los chinos, allá, están despiértos?" Pues, que nos coja confesaos.

lunes, 21 de diciembre de 2009



Esta me la he subido de la wiki, ¿vale? porque aún no dispongo de mi personal computadora, que la tengo castigada sin antivirus. Prometo sustituir esta foto por la auténtica, tomada por mí, de la gineta perseguida por Niebla, la perra blanca fantasmal que recorre sin descanso -como alma en pena- los vericuetos y caminitos de El Teular. Esta de la foto de wiki parece aburrida, falta de estimulo. Nada que ver con la original. La gineta es un ser solitario que se busca la vida como nadie. Resulta antipático porque, a la que tiene ocasión, se mete en un gallinero y monta la de San Quintin, pero, ¿qué quieren? Se trata de un ser vivo que tiene que ganarse el condumio de cada día. Y como no es andaluza no figura entre la cuarta parte de andaluces funcionarios, que cuenta la prensa. O sea, que tiene que luchar por la subsistencia. Ahora bien, quiero que sepan que:

1º no me creo que los andaluces sean tan funcionarios ni que los catalanes -por ejemplo- lo sean menos.

2º no me creo que los funcionarios sean tan vividores como los presentan.

3º es verdad que para huir de la inestabilidad de los tiempos que corren:

1º o se hace una funcionaria

2º o se busca la vida como los depredadores

3º o se mete a monja budista

En fin; dejo en las manos de ustedes, que están limpitas y son habilidosas, las posibles soluciones al asunto que se plantea.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Los viejos piratas nunca mueren


Mindanao es la tercera región que junto con Visayas y Luzón conforman Filipinas. Los españoles, cuando llegaron a estas islas hace casi cuatrocientos años, se encontraron con los rebeldes de Mindanao, que no lo eran tanto porque fueran musulmanes cuanto porque eran, y siguen siendo, piratas, gitanos del mar, dicen de los que viven en Río Hondo, que pude visitar, bien flanqueada, hace dos días. En algun libro de historia contada a los niños filipinos se dibuja a esos habitantes del Mindanao del XVII haciendo burla a los conquistadores mientras peleaban contra ellos. Burlones piratas de muy peligrosa catadura. La melancólica figura de mirada perdida de la fotografía del pirata filipino no debe llamar a engaño.
Cada día se reporta alguna desaparición en el mercado de Zamboanga. Suelen ser mujeres de las que sólo se sabe una vez que aparecen -o no- sus cadáveres. En alguna otra zona de la región, cada cierto tiempo, un sacerdote o un misionero sale de la circulación sin que nadie sepa a dónde. Si tiene quien le rescate regresa a la rutina, como le pasó a aquel holandés hace años. Si es un pobre servidor de Dios sin perrito que le ladre, nada vuelve a saberse de él. Después de un tiempo aparece su cuerpo separado de la cabeza. A los piratas les gusta separar cuerpos de las cabezas. Ya no se toman la molestia de sacar al prisionero de la sentina para conducirlo al baldón con el objeto de que sirva de pasto de los tiburones. Eso era antes.
A todo eso, la vida política filipina lleva meses preparándose para las elecciones de 10 de mayo de 2010. Cada día hay declaraciones a cada cual menos creíble. También se producen hechos como los del otro día en Maguindanao, en que la familia de los Ampatuan se cepilló de mala manera a 57 personas, entre ellas, 31 periodistas, que iban en la comitiva de la familia contrincante en el reparto del poder. Bien, hay que decir, que ellos no hacen ese trabajo personalmente. Para ello contratan a civiles voluntarios armados (aquí lo de las armas es libre como en sus admirados EEUU) que apañan el negocio de la manera más sucia posible.
Lo mejor del asunto es que la prensa es realmente libre y opina libremente, dando a diestro y siniestro. Desde luego que la presidenta GMA no se libra. Pero sigue sin pasar nada. Gloria Macapagal Arroyo ha decretado ley marcial, de modo que no se verá obligada a tomar decisiones muy severas contra su colaborador y asesino compadre. Con la alegre comparsa de la fiesta con que se prepara la Navidad desde septiembre surge la idea machacona de los tristes trópicos, de las tierras bañadas por el mar de China.
Con piratas o sin ellos, la vida filipina transcurre plácidamente en la superficie; en el subsuelo, en el fondo oscuro y oculto, bullen las armas cargadas por el diablo. Aparecen de improviso los diablos mismos, como esos pececillos de colores de los arrecifes de coral de El Nido, tan conmovedores.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Tumulto filipino




Suena una guitarra bien tocada y una voz al compás que canta canciones de los Beatles y de Cat Stevens, de Simon & Garfunkel y de Mamas and the Papas. Un joven filipino toca y canta desde un rincón apartado, casi invisible, y la luna hace su aparición detrás de una gran montaña que emerge directamente del mar. Luna llena sobre el Pacífico en la isla de Palawan. El viento agita suavemente las largas hojas de esas palmeras cocoteras, gráciles, como de tarjeta antigua. Una velada de descanso en uno de esos resorts para turistas ricos. Suena el mar y las conversaciones que se van enlazando entre los que frecuentan el bar, a la orilla del agua, algo agitada por una brisa que está tentada de dejar de ser suave. Conversaciones en un inglés raro, internacional, con dejes indios, combinado con español y tagalo.



Filipinas, Pilipinas. Una jota que parece un pasodoble; una habanera que parece una copla. Ya escribiré más cuando tenga luz y me encuentre sola. Ahora hay mucho barullo alrededor. Perdonadme.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Homenaje

*********************Mary (derecha) y Amparo Villagrá , en 2000

He asistido a la muerte de Mary Villagrá, un acto íntimo y casi secreto; o eso creía yo. Cuando llegué a la casa familiar, después de un aviso de Marisa que me pilló en Madrid, encontré un nutrido grupo de gente pululando por aquí y allá. Ocho de sus nietas, rodeaban el lecho, algunas trepadas sobre la cama, junto a ella, llorando desconsolada pero silenciosamente, sin despegar los ojos del rostro de la moribunda. La vecina de arriba, Pilar, enfermera, que había acudido siempre que fue requerida para ponerle una inyección, tomarle el pulso o cualquier otro favor, paseaba pasillo arriba, pasillo abajo, las manos en los bolsillos de su enorme jersey de lana. Antoñita, la vecina por excelencia, permanecía en pie con la mirada perdida a la puerta de la alcoba. Pero, ¿esto qué es? se me ocurrió decir sin poder reprimirlo. No debiera haber tanta gente aquí. Me parecía obscena la contemplación de la muerte; además, algunas niñas eran pequeñas, ¿por qué dejar que se impresionaran con algo tan extremo? Me llamaron la atención y recompuse una modesta actitud, un poco abochornada por el comentario impetuoso, tan ingrato.


Con un bebé, en brazos hace tanto tiempo...



Mi madre agonizaba en su casa, en su cama, como dejó dicho; los ojos cerrados, el cuerpo exhausto, desvanecida para siempre, pues no recobró la conciencia después del gran ataque de horas antes que le arrancó un grito desgarrador, según contaba Mariuxi, que se encontraba con ella en ese momento. "No sufre, me dijo el médico amablemente; se encuentra en coma profundo. Nada puede hacerle sufrir ahora". No sufre, me repetía yo obsesivamente. No sufre. Pero me impresionó el minuto final, su entrega incondicional a la muerte, la ligereza de su mano desmayada, blanca y suave a pesar de haber pertenecido a una mujer dura y valiente. Cuando volví a contemplar su rostro, del que había desaparecido el color rosado, me di cuenta de que ya no estaba con nosotros, que mi madre había abandonado la carcasa blanca y suave que la había mantenido en pie toda su vida. Se había ido dejando ahí encima su pobre cuerpo inerte, descolorido, con expresión de estar durmiendo después de haber librado una batalla terrible, agotadora. "Una muerte muy dulce", había escrito Simone de Beauvoir para relatar la larga agonía de su madre. Suspiré para adentro, aliviada, sabiendo que todo estaba bien, que Chari le había hablado con amor para despedirse de ella, como había hecho yo misma sin que nadie lo advirtiera, minutos antes. Todo está en orden, mamá. Puedes irte cuando quieras. Papá te espera con los brazos abiertos. Juntos, otra vez. Al fin.

Y bendigo a Dios y a quien haga falta por tan compasiva intervención.






lunes, 16 de noviembre de 2009

Los últimos del todo

++++++++++++++ Los últimos de Filipinas ++++++++++++++++++++++++++++++++++
Me gusta leer libros de historia aunque a veces sufra con la lectura. Pero es un sufrimiento llevadero, en el que compensa lo padecido por lo aprendido. Ahora leo libros variopintos, históricos todos, sobre Filipinas: libros de militares que estuvieron allá cuando el Desastre, como Las campañas de Caraballo, Balanguingui y Joló, o El sitio de Baler, contado por el general Saturnino Martín Cerezo; libros de poesía escritos originariamente en tagalo y en español como Flores filipinas, de Miguel Zaragoza, libros de viajes comerciales como The Manila Galleon y uno de los libros más significativos de José Rizal (en la imagen), Noli me tangere".
Sí, me conmueven muchos capítulos de la historia de la humanidad pero más aún si se trata de la historia de España. Tantos errores que pudieron haberse evitado, tantos hechos bellos, buenos y heroicos desconocidos por los propios españoles, cuanto más por el resto de los habitantes de la tierra. Pero lo que me trae a esta cita es un dato que me ha sumido en la perplejidad. La actual presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, pidió al gobierno español apoyo para reistaurar el español como lengua cooficial en el país. El español había sido lengua oficial en Filipinas desde su colonización, en el XVI hasta 1973 en que, ya muy debilitado por las consecuencias de la guerra filipino-norteamericana (1899-1903), fue retirada del mapa. En 1987 se suprimió definitivamente de los planes universitarios. La presidenta filipina, sensible a la importancia de nuestro idioma, quería que el parlamento aprobara su propuesta en enero de 2008, ¡hace poco tiempo! Pero la fecha llegó y la respuesta del gobierno español, por lo que se ve, no llegó. No quiero ni imaginarme cómo habría reaccionado el gobierno francés, por ejemplo, ante una petición semejante. Así se escriben muchos capítulos de la historia de España. En 2007, el Instituto Cervantes de Manila le pidió a la presidenta que reincorporara los estudios de español en los institutos. ¡Fantástico! Mucho más se habría hecho por el español si todo el presupuesto de los Cervantes de Filipinas se hubiera empleado en apoyar la propuesta de Macapagal. ¿No les parece? No hay que preocuparse, sin embargo, gracias a la inacción española, hay 20.000 alumnos de español en un país de casi 90 millones de habitantes. Menos da una piedra, hay que amolarse.

martes, 10 de noviembre de 2009

Saltar el muro

Debe de haber por alguna parte de esta casa unos pedazos del muro de Berlin pintarrajeados que Pilar Miró me trajo, hace 20 años, todavía directora general de RTVE y oyente de mi programa, como supe cuando ya me habían despedido. Los guardé cuiadosamente a pesar del abuso que se cometió con la comercialización de esos trozos de cemento helados por tantas muertes y por el sufrimiento de tanta gente. En la casa de mi infancia siempre se hablaba del telón de acero y yo creía que el muro estaba hecho así, como un largo telón de teatro pero de acero. Apenas podía imaginarlo. Cuando, muchos años después, en 1986, pude verlo con mis ojos, me parecía raro que un muro así dividiera una ciudad tan poblada en mi mente de novelas que me parecía inabarcable. Una vecina de Check Point Charlie me invitó a subir a su casa, un octavo piso, desde donde se dominaba el panorama de las calles y las casas a las que el muro partía en dos. Por ese lado, ni una sola pintada, ningún dibujo iluminaba la sinrazón. Todo el muro estaba impoluto y formalito. Fue muy amable esta frau que incluso insistió en que compartiéramos un té mientras conversábamos, frases entrecortadas, palabras sueltas, silencios, miradas melancólicas hacia el exterior donde algún guardia paseaba rutinario y aburrido, esperando quizás el relevo.

FotogrCursivaafía del CPC en 1966

Luego tomé el metro para apearme en la Frederickstrasse, donde había que pasar la frontera. Colas de alemanes llevaban paquetes -algunos enormes: televisores, neveras...- y esperaban en silencio su turno. Al entregar el pasaporte, la mirada acerada del policía se me clavó en la pupila varias veces, pupila y fotografía, una y otra vez. No le gustó, quizás, mi condición de periodista. Ana, que venía conmigo en calidad de traductora, llevaba una novela inconveniente de Peter Schneider: Der Mauerspringer. Ana y yo comentábamos lo guapo que era el policía al que sonreíamos abiertamente cuando nos miraba de esa manera. Quizá, por eso, al regresar de la trastienda con el comisario de fronteras, un hombre, por otra parte, muy simpático que nos trató con total amabilidad, aunque nos confiscó material de trabajo, el policía guapo le susurró: "Dos peces gordos, ¿eh, Herr Komisar?" Pateando las calles del Este, contemplé las pancartas colgadas de algunas fachadas, escritas en estilo gótico diciendo consignas de la utopía socialista, el engaño igualitario. Me pregunto si habrá en algún lugar alguna fotografía de esas fachadas. Gasté las monedas de aluminio que fuimos obligadas a cambiar en la frontera (25 marcos) en libros. Y, a la vuelta, entré en una profunda tristeza. La que me produce siempre la conciencia clara de la incapacidad de la condición humana. Mi incapacidad. Mi muro particular.



sábado, 7 de noviembre de 2009

TRISTES TRÓPICOS



****** Foto tomada por CLS en el poblado Nambikwara que figura en la edición de Plon (1955)
Es un título de libro tan bonito que mereció la atención debida sobre todo porque contenía el trabajo de un joven antropólogo, pionero en unas cuantas batallas. Claude Lévi-Strauss -que comienza el libro: "Je hais les voyages et les explorateurs"- lo publicó hace 54 años. Lo leí, de manos de mi amigo querido Francisco, cuando estudiábamos en la Complutense: él, Antropología e Historia de América, y yo, Periodismo, me pareció un libro que abría puertas al conocimiento pero sobre todo a la aventura, a la imaginación. Qué poder de evocación el de este titulo. Su autor, de puro mítico, no estaba entre los vivos. Por eso la sorpresa de su muerte física. Un hombre singular que recientemente había confesado que no le apena dejar este mundo porque no le gusta nada.

Con sus conocimientos y su experiencia, Claude Lévi-Strauss aportaría mucha luz al oscuro empeño humano de destruir cuanto brilla sobre la faz de la tierra por culpa de nuestra mala organización, de una escala de valores mal aquilatada, equivocada salvajemente, si se me permite la expresión. A lo mejor llevan razón quienes afirman que es el ego el culpable de la infelicidad humana. Un poco de ego hay que tener para ser, por ejemplo, como CLS. El suficiente como para saberse seguro de sí mismo y de su trabajo y no tener que machacar a los demás en un intento desesperado de demostrar que se vale más que el otro. Ya saben: el consejero de turno que impide a quien de veras vale llegar a mostrarlo. Pero eso es otra historia. Yo me quedo con el ego que vale, el de Claude Lévi-Strauss.

viernes, 30 de octubre de 2009

Todo listo para el final


*************** Geraldine Chaplin en "La isla interior", de Félix Sabroso y Dunia Ayuso.***************
Así es, amigos, llega el momento de acabar, el de decir cuáles son las películas ganadoras en las distintas secciones de la Seminci. Lo que me ha traído a mí a Valladolid es la creación del premio a la diversidad cultural, así que hay que decir qué realizadora (porque tengo la corazonada de que va a ser mujer) ha plasmado mejor esa diversidad que nos atraviesa en este mundo. Que nos sorprende y deja perplejos muchas veces. Las películas que han sido estudiadas han salido todas de la Sección Oficial, todas han sido vistas en el teatro Calderón, magnífico y confortable. Le Hérisson, de Mona Achache (curiosamente, nieta de Monique Lange), I skoni tou chronou, de Theo Angelopoulos, Amreeka, de Cherien Dabis, Lille Soldat, de Annette K. Olesen, Casanegra, de Nour-Eddine Lakhmari, Adam, de Max Mayer, Honeymoons, de Goran Paskalijevic, The girlfriend experience, de Steven Soderbergh, Cooking with Stella, de Dilip Mehta... En fin, muchas otras que se pueden consultar en el vasto programa del festival. El sábado se sabrán oficialmente los nombres de los ganadores. Yo ya tengo los míos pero no pretendo influir sobre nadie de modo que me los guardo. Ha habido pateo a la película de Vicente Aranda y de alguno más, pero el público y los críticos se han portado pacientemente bien. Yo he aprendido a ser paciente también y a tragarme películas enteras cuando ya sabía que me aburrían a los diez minutos de comenzar y que el metraje se eternizaba en más de dos horas. Lo bonito ha sido encontrar a lo más ilustre de la vida mundana española, como Javier Rioyo, por ejemplo. Y Cristina Andreu, Ana Díez, Chus Gutiérrez, Julio Llamazares, que presentaba un documental (Eloxio da distancia) con Felipe Vega, Alcira, angel de actrices y antigua vecina en la Torre de Madrid, Patricia Ferreira que nos ha dejado ver su sabroso documental Señora de, o Javier Tolentino que, mientras esto escribo está acabando su programa "El séptimo vicio" de RNE, en directo, e invitando a tarta de cumpleaños: lleva 10 años confesando vicios de cinéfilo por la radio. Y pasear por Valladolid, villa ilustre y civilizada como pocas. Donde, en semanas como ésta, te colocan sobre una brillante, espléndida, cálida y soberbia alfombra roja, en medio de aplausos y vítores, aunque no seas Irene Papas . Esto se acaba, amigos, y ya quiero volver.
*******************************Foto: Nacho Carretero****************************








domingo, 25 de octubre de 2009

¡VIVA LA SEMINCI!



La foto que ilumina esta entrada debería ser otra, pero es que no llegó a hacerla nadie y por eso , el cartel de la Seminci . No íbamos avisados –culpa de nadie, que conste, sino más bien consecuencia lógica de nuestra vida asilvestrada en las montañas de Prades- cuando un coche de la Organización nos condujo al teatro Calderón, sede principal del festival, a dos pasos de nuestro hotel. Yo iba con mi indumentaria de viaje (tampoco vayan a creerse que llevara algo mucho más chimichurri en la maleta). Ludwig se había puesto, al menos, la corbata de Miró que le regalé hace mil años. Todo sucedió muy deprisa, deprisa (que diría el Saura homenajeado aquí), de modo que me habría gustado mucho ver mi cara de sorpresa (ví la de L) al pisar la enorme y brillante alfombra roja que sirve de camino a las rutilantes estrellas del celuloide. Aplausos, vítores y saludos, mano alzada, que iban por nosotros. Demontre, éramos los primeros y la gente que abarrotaba la escena del crimen estaba ya hasta la mismísima coronilla de esperar, en pie en plena calle, plantados detrás de las vallas de protección. Gritos y vítores, aplausos… y nosotros mirando en derredor con la esperanza de ver a los merecedores de tal salva. Visto que nadie más estaba sobre la alfombra, avanzamos, valientes, con paso decidido: L con cara de póquer, como si llevara toda la vida soportando el peso de la púrpura. Yo decidí que tenía que corresponder a tan generosa bienvenida, de modo que me puse a saludar levantando el brazo unos tres metros hacia el cielo castellano y aleteando la mano a diestro y siniestro con gran sonrisa que, en realidad, era una carcajada contenida de lo ridícula que me sentía. ¡Lo que habrían disfrutado mis antaño múltiples enemigos de haberlo visto! Luego fueron llegando los actores de esta obra teatral: Carlos Saura, Carmen Maura, por ejemplo. Ettore Scola (La famiglia, Una giornata particolare… deliciosas), Mona Achache (Le hérisson, muy recomendable) y muchos otros cuyos nombres no resultan llamativos pero cuyo trabajo se está viendo, expuesto a los ojos críticos del jurado y del público. La Seminci no va de relumbrón y glamour como van Cannes y San Sebastián. Va de cine.

La Seminci y Valladolid hace más de medio siglo que viven una bella historia. La ciudad castellana toma aires de saludable cinefilia, si me permiten el oxímoron, y empuja a tirios y troyanos a entrar compulsivamente en las once salas de proyección, repartidas por la ciudad pero unidas por un hilo invisible de los buenos rastreadores de films y por otro muy evidente en forma de alfombra roja llena de boquitas pintadas, que diría Manuel Puig, dispuestas a un beso, emblema de la seminci desde hace unos años. Seguiremos informando.

miércoles, 21 de octubre de 2009

El viejo castaño está soltando sus frutos, este año mucho más ricos y de un tamaño descomunal. Los he recogido pero no han caído del todo, osea que hay que volver una y otra vez a recoger las castañas que van quedando en el suelo, sobre la hierba. Como han salido tan buenas este año se las he llevado al frutero del pueblo. Es un frutero culto y cauto. Ha leído el Ulises y ahora se ha hecho también lector de LG. Pero no quiere que le regale las castañas. Cuando se las llevé, ayer mismo, alegó que había rechazado una partida de gallegas que le había traído el Abdón porque se le agusanaban todas, me dijo, y nadie las quiere comprar. Las vende a 4 leuros y pico. Yo le alabé las cualidades de mis castañas: no había más que verlas, brillantes, frescas, de un marrón subido en rojos. Preciosas y, encima, ricas. Entonces, él (aún no sé su nombre) las pesó, resignado ante mi insistencia, para darme un precio. Pero me adelanté asegurándole que no se trataba de eso, que yo no quería que me pagara, que sólo quería darme el gusto de traerle unas castañas que yo misma había cosechado. Evité decirle que le admiraba y que por eso, para no abochornarle ni enrojecer yo tampoco. Entonces me rogó que cogiera algo de la tienda a cambio. Miel de romero de la Conca de Barberá. De las montañas de Prades. Y así lo hice.
Lo que me gusta del frutero del pueblo es que no parece que estés en una tienda de pueblo cuando franqueas su puerta. No de este tiempo, al menos. Nada tiene que ver ese espacio con los espacios modernos. Parece que volaras a otro tiempo más lento, amable. Un tiempo en que se valoraban más la conversación y las cosas bien hechas, con calma. Con amor. Siempre está solo, leyendo o echando las cuentas del día, ya en la anochecida. Y la luz de la tienda y el silencio parecen sus cómplices y no simplemente elementos yertos. LG lo ha dicho en algún sitio: el frutero del pueblo es de los mejores lectores que ha conocido, críticos incluidos. Y no me extraña nada.

viernes, 16 de octubre de 2009

El alma se serena


Hace muchos muchos años, cuando aún tenía deberes que terminar a la caída de la tarde, después de la merienda, cuando el cielo toledano se oscurecía haciendo rojos y grises, turquesas y violetas por entre torres de conventos y cipreses -"Nubes, fulgores, transparencias; no rojo ni topacio ni celeste, crepúsculo inestable" (Luis Goytisolo: Antagonía)- había un programa en la tele restringida de mi infancia llamado El alma se serena que, creo, cerraba la emisión de TVE. No había tantas cadenas en las que elegir entre la vulgaridad y el exabrupto, la ordinariez y la macarrada; la prosa vomitiva de nuestros días. Había lo que había y ya estaba. ¿No te gusta la sopa? Pues toma dos platos. Posiblemente porque mi tiempo juvenil me encanta contemplo aquella televisión con cierta benevolencia. Ni de lejos me parecía aquello tan embrutecedor como lo de ahora.

¿Por dónde iba yo? Ah, sí. La sintonía de ese espacio televisivo que presentaba un jesuita (alejen de mí afinidad alguna, más que nada para que no se llamen ustedes a engaño) era evocadora, sugerente. No podría tararearla ahora porque no me acuerdo de ella y, desde luego, no tengo idea de a qué pieza o a qué autor pertenecía. Sí, que contribuía con el titulo (¿los "tags" del titulo, se diría aquí?): alma, serena... a apaciguar mi inquieta mente. Me inducía a respirar profunda y lentamente para recobrar el aliento y prepararme para ir a dormir.

El silencio es una música celestial, sublime. La contemplación de mi madre, callada, aquietada por la enfermedad, resignada al fin a sus efectos devastadores, pero alerta, sensible, consciente del aire que le rodea la piel, de la amenaza incansable de la vida, del bullicio, del amor, de la barbarie... me sume en un escenario raro, silencioso, potente. Verdadero. Sin adornos ni paliativos. Día a día, una tarde después de otra, infinita, idéntica a la anterior. Puedo escuchar el paso de los minutos, la respiración del tiempo. El alma se serena cuando convive con la muerte cada día. Nada de efectos gore de ordenador, ni sangre repulsiva ni gritos desgarradores. Lo más impresionante de la vida, como de la muerte, llega en silencio, imperceptiblemente, sonriendo de modo transparente, invisible casi. Y se va igual: despacio, desvaneciendo la mirada y la imagen. Un velo de tul medusa, blando y blanquecino, cubriendo el escenario. Un temblor de escalofrío producido por el deseo de dormir, dormir como un bebé, sin interrupción ni sobresaltos. Sin tiempo.

Y el alma se serena.

domingo, 27 de septiembre de 2009

El hilo conductor de lo aleatorio


Reconstruir los pasos dados desde el momento en que llegó a creer que iba a perder el tren, el brote de ansiedad que de pronto se extendió por su cuerpo, atolondrando sus movimientos, sofocándole el habla al intentar atraer la atención de algún taxi, el billete electrónico en el bolsillo, sí, pero demasiado lejos de la estación para llegar a tiempo, cuando de buenas a primeras hubo uno que se detuvo justo delante y, mientras el pasajero pagaba, el taxista asintió con un gesto y él pudo meterse, ocupar el asiento todavía caliente, tenso y silencioso durante todo el recorrido, lo mismo que al saltar al vestíbulo y abrirse paso a la carrera entre la multitud, la gente que llegaba y la que partía, y los que mataban el tiempo curioseando en las boutiques y los quioscos, la exasperante retención que suponían los controles de seguridad, y ya sin aliento, al franquear el acceso al andén, oír decir al revisor, "si corre aún puede cogerlo". Sí: reconstruirlo todo mientras, desplomado en el asiento, aceptaba cuanto le iban ofreciendo, los auriculares, el periódico, un refresco, progresivamente invadido por el alivio; y reconstruirlo de nuevo cuando la violencia del estallido -explosión, choque frontal, qué más da- le permitió, como si el instante se autofraccionase en toda una sucesión de instantes infinitamente menores en medio de aquel fulgor, preguntarse si la culpa de lo que le estaba sucediendo no iba a ser de aquel taxi que se detuvo ante sus narices y que le permitió tomar un tren que en principio debía haber perdido. Y es que cuando en una cadena de acontecimientos el factor aleatorio es de trágicas consecuencias suele resultar mucho más llamativo que cuando éstas son beneficiosas y lo casual puede ser entendido como un detalle del buen resultado previsto. Pero tanto en un caso como en otro, el carácter inapelable del azar suele ser suavizado con expresiones que lo hacen más familiar, más compatible con la actividad cotidiana del ser humano. Así, se hablará de suerte, de buena suerte, si su influjo es favorable, o de accidente o de alergia cuando no lo es, cuando es mala suerte, procurando que el término elegido sea en sí mismo una explicación. Como si hablar de accidente o de alergia o de fuerza mayor hiciera innecesaria toda indagación. Por ejemplo, los pasos que condujeron a mi madre al encuentro de una bomba que fue a caer sobre un transporte cargado de explosivos. Había salido de Viladrau y pensaba volver por la tarde tras hacer unas compras en la ciudad. ¿Traerse de Barcelona algo que no podía encontrar en el pueblo? ¿Aprovechar que era el día de mi cumpleaños y que dos fechas más tarde era el santo de mi padre para comprar algún regalo? ¿Visitar a los abuelos? ¿Visitar al primo Paco, ingresado en una clínica de la parte alta de la ciudad, fue lo que alteró su recorrido y la llevó a coincidir con la explosión en el punto y en el instante en que se produjo, mientras que de haber sido otro su itinerario tal vez la hubiera pillado lejos? Paco se encontraba en aquella clínica a raíz de un accidente ocurrido días atrás, cuando mientras se hallaba patinando fue arrollado por un tranvía que le segó una pierna. ¿No cabría pensar, en consecuencia, que fue en realkidad ese accidente que le costó las piernas al primo Paco la causa de que días después mi madre y la trayectoria de la bomba coincidieran en un mismo punto?

(Cosas que pasan, Luis Goytisolo; ed. Siruela. Madrid, 2009) Foto: LG en el cabo Comorín.

viernes, 18 de septiembre de 2009

calabazas

Les presento mi cosecha de calabazas. Ha sido un año dadivoso y brillante este que ya da paso al otoño. El informe PISA que da cuenta de cómo les va aquí y allá a los estudiantes europeos ha vuelto a darnos toneladas de calabazas a los españoles. Nuestros estudiantes son casi los más burros -¿debiera decir "vurros"?- del suelo de la vieja y, a veces, cochambrosa Europa -¿debiera decir "Oigopa"?-. La mala educación de las mesnadas españolas de los últimos, pongamos, treinta años, tene algo que ver con los sucesivos cambios de planes de estudio, salidos de gobiernos que no debieron tener las cosas muy claras. Eso, unido a la inconveniente repartición en 17 paisillos con sus gobiernillos y sus funcionarillos y sus chupopterillos de toda ralea, de lo que convenimos en llamar España desde hace algún tiempo, ha acabado de dar al traste con la enseñanza primaria y secundaria (mejor dejamos la universitaria para otro día; de esto mucho tendría que decir mi admirado Ignacio Gómez de Liaño). ¿Qué se hizo de aquellos catedráticos de instituto, que pulieron las juveniles cabecillas que abnegados maestros de escuela habían desasnado previamente? "Tienes más hambre que un maestro de escuela", ¿no es acaso paradigmático el decir popular? Pobre Machado, don Antonio. A la presidenta de la Comunidad de Madrid se le ha ocurrido dotar a los maestros y profesores de auctoritas para que los niños no se les desmadren. Pero la autoridad ha de conocerse antes, en casa, donde los niños desmadrados aprenden, precisamente, a desmadrarse. Y despadrarse, desde luego. Desde aquel ministro de educación al que se le ocurrió la genial arenga: "¡Menos latín y más fútbol!" poco se ha conseguido superar en ingenio y eficacia. Porque, oiga usted, del latín hace tiempo que nunca más se supo, pero de fútbol no hay quien nos pueda. ¿Por qué será que me siento igual de acongojada?

martes, 1 de septiembre de 2009

Salvada por el sochantre

Aquel año académico en la universidad de Toledo (Oh) empezó con ciertas carencias que, sólo mucho más tarde, supe que eran afectivas. ¡Qué cosas! Una joven aspirante a periodista, independiente, autónoma, bien educada en la resolución de problemas cotidianos, curiosa y amante de los viajes en solitario resulta que acusó una falta de afecto en la Gran Pradera del Midwest. A otros les da por morder esquinas. No sé.
De modo que busqué, y encontré, socorro y alivio para mi pena en la biblioteca de la universidad. Magnífica biblioteca, tengo que decir: un edificio moderno de cinco plantas, bien distribuido y ordenado, a cuyos estantes podía una acudir en busca de sus libros, una vez consultadas las fichas donde se apuntaba el lugar exacto, con una carretilla, si quisiera, para trasportar cuantos se necesitaran. Los libros estaban protegidos por una banda magnética, oculta entre sus páginas, que pitaba fuertemente si no había sido desactivada formalmente. Podías retener los libros en tu casa durante quince días, al cabo de los cuales había que renovar el préstamo o devolverlos. ¡Qué delicioso era perderse entre los altos estantes llenos de libros! Buscar un título, o dos, y acabar con cinco o seis libros prometedores, que invitaban a ser abiertos enseguida, como dice Italo Calvino, en uno de los suyos, después de buscarse un buen refugio, cerrar la puerta para que nadie moleste, ni un teléfono, ni un timbre, ni un pensamiento que distraiga de la lectura (Se una notte d'inverno un viagiattore). Esa fruición de leer que se pierde, ay, con los años, así como la capacidad de concentración.
Así fue como me topé con el sochantre y sus crónicas, con Merlín y su amigo Felipe, con las ánimas dispersas y algo desanimadas (¡!) de sus historias, con el hombre que se parecía a Orestes y hasta con el inigualable Ulises. Alvaro Cunqueiro, que en su juventud hizo el paripé con Franco para escapar a castigos, aprendió a fabular muy pronto, escuchando las divertidas historias que le contaba su madre, doña Pepita Mora, al calor de la lumbre, en su Mondoñedo natal.

Fue dulce dejarse envolver por esas narraciones extraordinarias, esos personajes tragicómicos, tiernos y ocurrentes, el ambiente de plenilunio brumoso en pleno bosque, húmedo el aire y lleno de ulular de búhos y autillos. A él, al escritor, siempre me sentiré agradecida.
Había un departamento de revistas y periódicos diversos, en el sótano de esa biblioteca, donde más que instruirme, me consolaba del exilio voluntario con lecturas castizas. Por suerte, eso no duró mucho tiempo; en un par de meses, yo andaba ya muy metida en la vida universitaria, me había apuntado al equipo de volei de la universidad (del que salí tarifando, incapaz de soportar los intensos entrenamientos), iba a nadar tres días a la semana, había hecho amigos, sobre todo. Sara Burt, por ejemplo, de Florida. Sighn, del Punjab; Marta, de Argentina; Celia Esplugas, también argentina... Peter, de Ohio, al que yo le gustaba, pero él a mí, no. Para entonces, yo ya andaba metida en lecturas de novelas y cuentos sobre la guerra civil americana: Stephen Crain, Ambrose Bierce, etc. Sobre una asignatura que me apasionó, por la que leí libros como "Science and Sanity", de un polaco cuyo nombre he olvidado. "Nonverbal communication", de Clara Davis, creo. And so on.
Pero esto sólo quería ser un homenaje a un escritor casi olvidado y que a mí me encantó, literalmente.

jueves, 27 de agosto de 2009

big fish



Ese año estudiaba un postgrado de periodismo en la universidad de Toledo, Ohio. No recuerdo por qué -supongo que tenía que consultarle algo de la clase de Newswriting- recabé en la oficina del profesor Ted (¡Dios! ¿Cómo he podido olvidar su apellido?) Whatever. El curso estaba a punto de finalizar y yo ya preparaba la maleta para el regreso a España, aunque antes pensaba pisar varios lugares anhelados del Este: Cape Cod, Boston, NYC... A pesar de mi nula intención de ir por ahí messing around lo cierto es que este profesor y yo coincidimos en varios sitios y simpatizábamos; eso se notaba. A mí él me encantaba, la verdad, pero me daba la tímida al verle. Con todo, le había aceptado alguna invitación informal, a pie de máquina de la biblioteca: "Come, Elvira: I'll buy you a coffee". Nada importante, desde luego. A mediados de diciembre, el profesor de "Language and Behaviour", un indio simpatiquísimo y ligón, bastante guaperas, Indu Sighn, nos invitó a su fiesta de "Christmas Pre warm", creo que la llamó. Recuerdo lo escandalizado que estaba Ted ante la noticia de que el gobierno español hubiera legalizado al PCE y el nerviosismo con que me decía: "Pero, tú no pensarás regresar, ¿verdad? Ahora habrá otra guerra en España por culpa de los comunistas". Yo traté de tranquilizarle, sin éxito, imagino, asegurándole que los comunistas ya no eran como esos que aparecían en las películas de propaganda política y que mostraban a una luminosa y alegre América frente a la vieja y corrupta Europa, como nos enseñaban en clase de "Politics" or whatever. ¡Qué bien estuvo esa fiesta de precalentamiento de Navidad!
Pero, lo que yo andaba contando es que, al llegar a la oficina del profe de Newswriting, ¡Ted Joseph, así se llamaba (y, espero, se llame)! del que probablemente sólo pensaba despedirme, me encontré con una nota pegada en el cristal de su puerta:"Gone fishing" Encontraba muy gracioso el aviso, pero me entristecía la idea de marcharme sin verle antes, de modo que le dejé un billete (como se decía en Mme. Bovary) deseándole buena suerte en la vida y le aseguré que me apenaba no poder despedirme de él personalmente. Un par de días después, me llegó -no sé cómo demonios- una cartita suya al buzón de casa. Una nota breve y simpática que aún sé de memoria porque me anduvo rondando mucho tiempo: "Had I caught you instead of that 25 pounds perch, life could have been different; but such is life!"

TJ me había sugerido alguna vez que me fuera a trabajar al Chicago Tribune, donde él colaboraba, porque yo era smart y qué demonios iba a hacer alguien como yo en un país como España donde, por si fuera poco, aceptaban comunistas en la vida política. ¡Cuántas veces he pensado qué habría sido de mi vida si hubiera aceptado esa oferta y si hubiera propiciado mi captura por el gran TJfisher! But, such is life.
(Dedicado a A)

viernes, 21 de agosto de 2009

Tiempo de vendimia



El calor de este año ha precipitado la vendimia, qué raro, todavía en agosto. Será verdad que estamos ante el cambio de un ciclo por otro, una glaciación que vendrá después de estos calores inmensos. El caso es que las máquinas monstruosas de los campos de Codorniú han comenzado su bronca cantinela nocturna (así la uva no sufre el calor al ser cortada), repasando una vez y luego otra los surcos repeinados de la campiña. Los tractores que se encargan de esa tarea son, como digo, enormes. Aunque raro, puedes encontrarlos en la carretera, de madrugada, cuando regresan de su trabajo. Miden, qué sé yo, cuatro metros de alto o más, y llevan una especie de diabólica dentadura vertical encargada de comerse los racimos para enviarlos a la trituradora. ¡Qué cosas! Me acuerdo de cuando era estudiante y me fui a vendimiar a Alcázar de San Juan, Ciudad Real, con otros amigos. Teníamos 17 años. Los "amos", Mikaela, Miguel y José Luis, el mayor: gente seria de Castilla, de muy buen aspecto campesino, con dinero, nos enseñaron que no valía hincar la rodilla para cortar los racimos, sino que había que doblar el espinazo, quebrar la bisagra, apechugar con la tarea de manera valiente, cantando si es preciso, como hacía una cuadrilla de gitanos que faenaba en un campo cercano: primero, muy alegres, cantaban todas las tonadillas; al mediodía ya sólo les salían resoplidos y algún improperio contra los tábanos. Usábamos navaja curva y recia, de vendimiar. Ahora, cuando van a mano, llevan tijera; no hay color. La navaja requería pericia y maestría que se iba consiguiendo después de un tiempo y unos cuantos callos en las palmas. Mikaela quería casarme con Miguel, su hermano menor. Se ve que le gusté, cualquiera sabe qué pasó por su cabeza. Mi jergón llevaba sábanas, era el único. Y me arropaba por la noche para desearme felices sueños, ante la mirada de pasmo de mis compañeros, hundidos en sus picajosos jergones de paja de maíz.
Pero, un momento: ¿por qué estoy contando esto? Si sólo quería decirles que me resulta melancólico el tiempo de vendimia. La linda uva que cuelga entre pámpanos y sarmientos, sonriendo al sol de la mañana, indiferente a mis cuitas de paseante apresurada, camino de mi molino desde donde les escribo esta carta. Melancolía de los almuerzos, a las diez de la mañana, hambrientos ya por el trabajo empezado a las seis, de torreznos y gachas, de sardinas arenques y pan tierno, de pueblo, rico, rico, rico... Ahora que lo pienso, ni vendimia ni flores: debe de ser melancolía de los 17.

lunes, 20 de julio de 2009

Fly me to the Moon


La escena final de la película "Space Cowboys": la inmensidad del infinito, el espacio sideral, la negrura flotante, espesa e inabarcable, y, de pronto, un satélite blanquecino, como anémico, pero brillante gracias a la lejana luz del sol. Sobre su granulenta superficie, un astronauta, un hombre sentenciado a muerte por sus células inmortales, cancerosas, que se sienta pausadamente, levitando como corresponde a la atmósfera selenita, al abrigo de un oterito, mientras en el aire, en la anchura del espacio, suenan las notas en la Voz, "Llévame a la luna... déjame jugar entre las estrellas... déjame saber cómo es la primavera en Júpiter y Marte..." Qué poder evocador, qué hallazgo el de Eastwood que pone el punto final tan poéticamente, con tal fuerza.


Hace 40 años, cuando Armstrong pisaba la superficie lunar y los comentaristas televisivos y radiofónicos de todo el mundo transmitían en directo esas imágenes, yo asistía a esa línea maestra de la historia, desde el trampolín de mis años adolescentes. Si es un cuento chino inventado para chinchar a los soviéticos o no, me da igual. Si, como creo con Calderón, la vida es sueño, ¿por qué no disfrutar del sueño espacial sin resabios superintendentes? Haced lo que queráis; pero que nadie cuente conmigo para estropear esa entrada humana en la materia infinita.



Fly Me To The Moon- The Boss Frank - Watch the best video clips here

martes, 7 de julio de 2009

JM Antolin expone en NYC


Mural-sized painting "Denial of Masquerade" (The Archons)

J.M. Antolín es amigo pero antes que eso, poeta y pintor. Mucho antes. Dejó su Valladolid natal, hace mucho tiempo, para venir a vivir a Nueva York. También lo hicieron, antes que él, las rejas de la catedral, pero ésa es otra historia. El caso es que expone y quiero dar publicidad a esa exposición para que vaya a verla quien se pase por la Gran Manzana.




2/20 GALLERY
presents
J.M. ANTOLIN
Showing his controversial mural-sized painting: Denial of Masquerade (The Archons)
Opening reception:Thursday, July 16th, 2009from 6-9 pm@2/20 GALLERY220 W. 16th StreetNew York, NY 10011(between 7/8th ave)(212) 807-8348



Las palabras de Paul Valery, poeta, como él, y perspicaz crítico, servirán para dar una idea de la tarea que ocupa a JM Antolín:

"Ciertas búsquedas cuya exigencia es ilimitada aíslan a quien se lanza a ellas; este aislamiento puede ser imperceptible: pero un hombre que se ahonda es vano que intente ver a otros hombres, charlar con ellos, discutir con ellos; reserva lo que cree esencial y no entrega lo que siente inútil a su gran designio. Una parte de su espíritu puede perfectamente emplearse en responder a los demás, y aun brillar a sus ojos; pero lejos de confundirse entre ellos merced a ese olvido de sí que engendran los excitantes intercambios de similitudes de impresiones y diferencias de ideas, sirven éstos para apartarle, haciéndole sentir con más claridad aún su divergencia y arrastrándole a retirarse en sí, consigo, más vivamente a cada contacto; así se forma por reacción una soledad segunda que le resulta necesaria para hacerse secretamente, estudiada y celosamente incomparable. Más aún, tan lejos va en ese encastillarse y retenerse que se aísla aun de lo que fue y de lo que hizo: no hay obra de sus manos que vuelva a ver ante sus ojos y no quiera destruir, o ponerse a ella de nuevo..."

Qué no os desanime la apariencia. Dentro brilla un cálido corazón.

sábado, 4 de julio de 2009

aguaaa



El calor deshace planes de trabajo y buenos propósitos de orden en la casa. Postpone decisiones y derrite helados y conciencias. ¡Qué calor! y parece que éste se incrementa al repetir la expresión desmayada y aburrida. Buscaría alguna excusa para colgar una entrada nueva en el blog pero, ¡con este calor! Parece que los ingleses se han pasado el día de ayer lamentándose del calor enorme (31ºC) que les ha atacado durante 24 horas. ¡Qué exagerados los ingleses! Sólo 31 grados no es nada. Como 20 años: naaaaada.



De modo que he llenado la piscina de agua clara, sin cloro (¡Eh! No lo he planeado, ese pareado; pero no es tal pareado, sólo se acerca la fonética; vaya milonga), agua procedente de una fuenta cercana, una mina romana que lleva manando desde entonces. Cuando los que mandaban en el mundo sabían latín. No como ahora, que no saben más que de ingeniería financiera, y sin brillantez que digamos, visto el panorama económico que, dicen, padecemos. En fin que he llenado la piscina pero aún no me he metido dentro. Me da no sé qué. Está tan limpia, tan bonita, tan quieta y callada en su soledad de atardecida... Y tan fría el agua que me duelen los tobillos cuando trato de entrar. No me deja. Eso es lo que pasa. De modo que sigo pasando calor; disfruto del calor del verano que me trae siempre recuerdos de infancia. Aunque está claro que los niños ni se enteran del calor, les da igual. No entropece sus juegos ni su aburrimiento ante tantas horas libres de escuela, de maestros, de tareas, de memorizar la lista de los Godos. Los Reyes Godos. Yo nunca la memoricé. Tengo ese pequeño dolor en mi experiencia. Aunque doña Emma, la profe de Historia de cuarto de bachillerato del colegio Tavera de Toledo, se empeñó en que reconstruyéramos la Reconquista en folios que íbamos pegando, después de escribir en ellos los nombres de reinas y reyes herederos de los godos, a medida que iban recobrando el terreno invadido por las tribus de almorábides, almogábares, almohades... Almohadillas, almohadones, almohadas. Fue bello ese trabajito. Doña Emma tenía unas gafas oscuras de cristal gordo que se volvía verde de tan gordo. Me caía bien. Yo atendía sin pestañear, me acuerdo perfectamente. Aunque a veces no me enteraba de la lección porque, aunque atendía sin pestañear lo cierto es que se me iba la mente por ahí, subía al Valle y bajaba por el callejón de los Dos Codos o se dejaba perder por la calle del Pozo Amargo. Toledo daba para todo eso y más. Y, sobre todo, ese calor, ese calor sofocante e inmobilizador de las tardes de Toledo. ¿De qué se quejarán los ingleses?

miércoles, 24 de junio de 2009

LAURELES PARA KADARE

Galardón: Premio Asturias

Elvira Huelbes Madrid
Actualizado miércoles 24/06/2009 09:58

EL MUNDO

Hace años que Ismaíl Kadaré veranea en la Costa del Sol, beneficiándose del anonimato que le proporciona la ignorancia de su identidad entre los españoles. Ya dijo el francés Houellebecq que lo que le gusta de España es el desprecio olímpico de sus habitantes por la cultura. Pero no hay que ponerse tremendos. A pesar de su talento narrativo y de la potente poesía de su escritura, a Kadaré sería difícil confundirle con Cristiano Ronaldo en popularidad, por poner un ejemplo, un hombre también de gran talento y potencia.

Hace más de 20 años hablé de Kadaré en el programa radiofónico que dirigía por entonces. Me había impresionado su primera novela publicada y traducida en España (magnífico Ramón Sánchez Lizarralde), 'El general del ejército muerto', en la que cuenta la penosa tarea de un general invasor de Albania, durante la Segunda Guerra Mundial, en busca de los cadáveres de sus soldados muertos en la batalla. Una novela de las que permanecen en el alma. Y no hay tantas. La última publicada en España: 'Flores frías de marzo', sobre la transición política en Albania. Esa aún no la he leído, pero salgo ahora mismo por ella.

¡Qué raro se me hace que le den el Premio Príncipe de Asturias a Ismaíl Kadaré! Supongo que así se compensa la posición española ante la fabricación de Kosovo, una vieja y querida lucha del escritor afincado en París, aunque ahora va mucho por Tirana. Él mismo soporta a veces con gran dificultad a sus compatriotas, como nos pasa a todos.

¡Felicidades Ismaíl! El Nobel ya queda más cerca.

domingo, 21 de junio de 2009

Ayudemos al pueblo iraní


El noble pueblo persa, que hace treinta años quiso creer que los ayatolás iban a portarse mejor que el Sha Reza Pahlevi, ahora se las ve y se las desea para mantenerlos a raya. Llenaron de ratas el barco en su día, para acabar con las cucarachas y ahora no hay quién termine con las ratas. Así es la historia.
Los observadores más informados, como Gustavo de Arístegui, buen conocedor del mundo musulmán, hablan de decenas de muertos y no unos cuantos como asegura el régimen de los ayatolás. No hay posibilidad de buena información, ya que están echando a los periodistas que no obedecen sus órdenes. No sabemos si algún periodista ya no lo pueda contar. Las noticias llegan confusas y también domesticadas. Internet, como siempre, alcanza más lejos, aporta más información.
¿Qué hacer? ¿Cómo ayudar? No quedarse inmóvil sino denunciar, gritar, acusar a quienes lo merecen. Mostrar solidaridad y apoyo moral si no se puede apoyar con mejores cosas. Os animo, amigos del blog, a entrar en páginas que hablen de los sucesos de Irán, a mostrar vuestro apoyo moral y vuestra disposición a ayudar en algo. Todo menos quedarse sin hacer nada. Que se note que estamos vivos.

sábado, 13 de junio de 2009

La Inquisición y los asesores del presidente Obama

Ahora que la actualidad de la cosa ha pasado, me parece oportuno comentar lo inoportuno del comentario (¡!) de Barack Obama en El Cairo sobre la envidiable convivencia pacífica de judíos, moros y cristianos en Andalusia, "a pesar de la Inquisición".



Desgraciadamente, no se trató de convivencia pacífica, en absoluto, a pesar de las buenas voluntades de mentes pensantes que así se empeñan en que lo creamos. Bibliografía buena y larga hay para comprobarlo. El presidente de los Estados Unidos, que sin duda tiene asesores praparados para el buen consejo, se refirió a Al Andalus como "Andalusia", redundando en otro error de bulto: creer que Al Andalus era Andalucía solamente, cuando se trataba de la península Ibérica completa. O casi.



En cuanto a la Inquisición... aquí ya el error está ligado con los gazapos que se cuelan gracias a la Leyenda Negra Española, creada por italianos y alimentada por holandeses -allá por el XVII- y cebada por los propios españoles, sin duda muy autocríticos pero también ignorantes de su propia historia y, por lo tanto, desconfiados de su propia valía. Lástima. La Inquisición Española fue instituida por los Reyes Católicos en 1478, a punto de la Reconquista (1492) y consecuente derrota de los invasores musulmanes y de la expulsión de los judíos. Su función era más política que otra cosa, pero hay que entender que la cristiandad entraba en esa política. O sea. Su eficiencia y profesionalidad hizo que dejara muchos y valiosos documentos, que muestran que era impecable su comportamiento, sobre todo en comparación con las inquisiciones francesa, inglesa, flamenca, germana etc, que quemaban mujeres con gran alegría y la excusa de que eran brujas; mujeres que vivían solas, sin marido (gran osadía) y que sabían de fármacos (envenenadoras, no sabias) y cosas así. Pero esos países no han cebado sus propias leyendas negras que también las tuvieron, claro, como todos los países que han sido importantes en la historia.


Un autor holandés, cuyo nombre lamento haber olvidado, investigador de la Inquisición española, escribió un libro muy esclarecedor al respecto. Quizá algún bloguista pueda aportar más datos para encontrarlo. Con mi agradecimiento.


Mientras tanto, seguiré leyendo "No siempre lo peor es cierto", un repaso a la leyenda negra de España, por Carmen Iglesias. Interesante.

domingo, 17 de mayo de 2009

Itaca






Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
o al colérico Poseidón,
seres tales no hallarás en tu camino
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.

Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón encontrarás
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo,
que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos antes nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes voluptuosos,
cuantos más perfumes voluptuosos puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.


Ten siempre a Itaca en tu pensamiento,
tu llegada allí es tu destino:
mas no apresures nunca el viaje
mejor que dure muchos años
y atracar, vieja ya, en la isla,
enriquecida de cuanto ganaste en el camino
sin esperar que Ítaca te enriquezca
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino
pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabia como te has vuelto con tanta experiencia,
entenderás ya que significan las Ítacas.

Hay días en que sólo se puede agradecer a un poeta la pócima que alivia el rigor del camino.
Gracias, Constantin Cavafis.

domingo, 26 de abril de 2009

la venganza de los animalitos


México ha sido el lugar de la Tierra elegido por la fortuna para difundir la última influenza, un eufemismo de aires románticos, que oculta una realidad mucho menos atractiva: la gripe aviar y la peste porcina juntas, combinadas con gripe humana corriente, un cóctel peligroso que lleva cobradas unas cuantas decenas de vidas en el país centroamericano.
Al sur de los USA unos cuantos ciudadanos andan de hospitales, pero sin morir todavía. Por Europa, países como España van descubriendo casos sospechosos en viajeros que acaban de regresar del Déefe.
Criamos cerdos y pollos de manera criminal, en condiciones infravivientes, apestamos nuestro propio alimento, insensibles al sufrimiento de los "morituri" por la "nurrituri" de cada cual, y luego nos alarmamos por la irrupción inconveniente de la enfermedad y hasta de la muerte.
Como diría El Roto, tras dibujar a un cerdete bigotudo en su cochiquera apestada: "Donde las dan, las toman". Con que, hala; a tomar por... ya saben.

viernes, 27 de marzo de 2009

José Agustín Goytisolo, diez años


(Foto: M. Sáez)
Hace diez años me sorprendió la noticia de la muerte de José Agustín Goytisolo, un día sonriente de primavera, en pleno campo. Fue un aldabonazo en la espalda. No le tocaba todavía y, al principio, a pesar de que afirmaban sin dudarlo que se trataba de un suicidio, yo creí la versión de Ton, su mujer, de que probablemente resbalara mientras arreglaba un desaguisado de la persiana que llevaba tiempo molestándole. Ton lo decía porque le venía bien creerlo, supongo. Yo también lo creí. Los suicidas siempre dejan un rastro de culpa y dolor en los que se quedan sobre el asfalto más tiempo.

Suspendida su vida aquella tarde de marzo, quedó espacio infinito para las lucubraciones. Muerte poética la del suicida, algo dura pero poética. Ofelia flotaba en las aguas rodeada de flores tal como quedó en el cuadro prerrafaelita. A Mishima se le recordará como un guerrero, altivo y bello, en lo alto del edificio desde donde se lanzó al vacío. Hasta el frasco de pastillas rodando por el suelo, debajo de la mano que flota fuera de la cama sugiere una muerte poética. El ser humano busca desesperadamente poesía en la muerte porque sabe que no tiene ni maldita la gracia.

De JAG quedan poemas de verdad. Fue maltratado por sus contemporáneos: Barral le llamó "Lerroux de la poesía", envidioso como Salieri del poeta gigante frente al aprendiz de poeta que era el editor. Para lo único que sirven estas conmemoraciones es para buscar entre el polvo de la biblioteca y abrir las páginas de algún libro de JAG, regustar los poemas, los más conocidos, en voz alta; los menos, bisbiseando o para los adentros de cada quien.
Leed al poeta. Que no vuelva a morirse. "Porque la vida ya te empuja, como un aullido interminable..."

viernes, 13 de marzo de 2009

lo que Jefferson sabía

Es posible que tengáis que sacar la lupa para leer lo que se engatilla bajo la efigie de Thomas Jefferson pero el gesto merece la pena. Hace 207 años este hombre, que consentía por razones históricas o cualesquiera otras, el régimen de esclavitud para sus trabajadores de Monticello, cultivaba su inteligencia y escribía el resultado de lecturas y meditaciones. No sé por otros lares pero, amigos, por estos españoles les aseguro que cada vez más el pueblo, soberano o no, va cayendo en la cuenta de hasta qué punto esta leyenda a pie de foto acierta en la diana. Y tras la diana, los corazones y las tripas de muchos millones de españoles.
Y duele. Vaya que si duele.

lunes, 2 de marzo de 2009

el principio del fin, ¡ójalá!

Ya estaba pesimista cuando empecé a leer "Rescatar la democracia", de Ignacio Gómez de Liaño (Siruela). Noticias insidiosas diarias sobre el panorama político y social español me van poniendo de mal humor progresivamente hasta que tengo que sentarme a meditar, en plan Sidharta, respirar hondo y pausado, los ojos cerrados, paladeando el placer de estar viva. Cuando terminé de leerlo me pasmaba que los españoles de bien no reaccionáramos contra la mezquindad intrínseca de los nacionalismos por temor a ser tildados de "nacionalistas españoles", el colmo de la sandez. La caverna nacionalista ha sabido aprovechar la alfombra mullida que le ha puesto bajo los pies la democracia española con su ambigua Constitución del 78 al frente. Y han sabido retorcer muy bien el idioma común, sofocándolo con el veneno de la corrección política, ese eufemismo cursi y rebuscado, procedente de los EEUU, que viene a ser el lenguaje de los torticeros y de los hipócritas. Pero las palabras, aunque no maten, apuntan. Y, a veces, con tino de tirador olímpico.
Viene esto a cuento del resultado de las elecciones vascas y gallegas que acaban de dar con las posaderas nacionalistas en la calle, donde hace frío y hay que trabajar. Esto último es un decir. Trabajar, trabajar, trabajan en España los que pueden, los que no han engrosado aún las filas del paro, y lo hacen de 8 a 3 cada día y se llevan curro a casa y cobran lo justo para pagar la hipoteca. ¡Qué demagógico queda esto! ¿Eh? Pero desde hace tiempo, políticos, sindicalistas, asesores, gabineteros de prensa, portavoces, etc., etc, viven del dinerito público y del cuento generalizado en esta España que ha dejado de ser brava, aventurera y corajuda hace muchos lustros. Por eso se agradecen gestos incontenidos como el de Emilio Gutierrez, un guapo vascazo de 30 años que la emprendió a mazazos contra una "Herriko Kaberna", club de reunión de etarras, de su pueblo, harto de que los matones le destrozaran la casa que acababa de construir para casarse y de que esos mismos energúmenos se le rieran en las narices, gozando de su heroica fechoría. Hay que tener en cuenta que ese poblacho, cuyo nombre no recuerdo, ni ganas, está regido ilegalmente por los voceros de ETA. Y que en esas medio aldeas se conocen todos. Ni que decir tiene que Emilio ha tenido que salir por piernas, a refugiarse a alguna parte. Así de linda es la democracia en tierras vascas. Muchos le apoyamos y le ofrecemos nuestra ayuda, por la web.
Del cinco por ciento de nacionalistas que había en España en la Transición, hemos llegado a una situación en la que están mandando en Cataluña y han estado mandando en Galicia y el País Vasco. Que imponen sus condiciones de pedigüeños insaciables gracias a una mala Constitución que, lejos de procurar seguridad al país que quiere constituir, lo desconstituye constantemente con la ayuda del Tribunal Constitucional, desde luego.
¡Oh, por Dios! Pido excusas por este desahogo tan osado e infantil. Tengan la bondad los posibles y amables lectores de disculpar a esta pobre escribana amargada.
Y, ya que he mentado al Altísimo, ¡que Dios reparta suerte!

sábado, 21 de febrero de 2009

ciervos


"Más que la cacería en sí, lo que me resultaba atractivo era adentrarme en el paisaje de un modo tan poco habitual, forzado el rumbo de nuestros pasos por el que emprendiera la pieza acosada. Estaba claro que también para Livia las partidas de caza eran un pretexto para escapar a la belleza del panorama que se domina desde Villa Vera, del que bien pudiera llegar a sentirse prisionera. Aquel valle de suaves pendientes, los cultivos escalonados hasta el río, las vertientes cubiertas de bosque, las cumbres rocosas.
El paisaje cambiaba nada más cruzar el puente, al internarnos en los bosques de formas yertas, la luz abriéndose en haces blanquecinos animados apenas por el canto de los pájaros. Siguiendo los agudos ladridos y el estrépito levantado por los ojeadores llegamos hasta lo alto de un barranco de negras pizarras; los caballos relinchaban y reculaban, como inquietos por la proximidad del cortado, por el relucir resbaladizo de las pizarras. Abajo estaban los ciervos, acorralados en un barranco sin salida, y los cazadores los fulminaban con sus saetas desde los bordes del precipicio. El vello mal rasurado brillaba en las mejillas, ahora a causa del sudor como momentos antes a causa del frío, y el vaho que expulsaban sus bocas junto con los gritos acentuaba, lejos de difuminarlo, el salvajismo de sus expresiones y de sus miradas. Lo cierto es que los hombres tenían más de fiera que los perros de la jauría, mientras que los ciervos abatidos parecían dioses, dioses vencidos por una deidad más poderosa. Especialmente uno de ellos, que yacía con los ojos abiertos, la inmovilidad de la mirada como otorgándole una dignidad superior."

Luis Goytisolo "Liberación"


Son palabras de Marco Aurelio, el emperador sabio, en el capitulo V del libro. Y vienen a cuento porque se ha terminado la temporada de caza en España y, como denuncia Rosa Montero en El País, ha empezado la vergonzante y desalmada temporada de dar muerte al galgo, que alimentarle cuesta más dinerito que comprar otro nuevo, el año que viene al galguero/asesino (son sinónimos) de la esquina.

Rodríguez, el presidente del Gobierno español, lleva tiempo prometiendo un marco legal para perseguir estas conductas; no lo va a hacer, ya lo ha dicho. A pesar del millón largo de firmas de españoles avergonzados de serlo. Habrá que seguir sintiendo la vergüenza detrás de nuestros cogotes, sin contar con la doble dosis de quienes hayan votado a Rguez. Se ve que a la mayoría no les pasa. Afortunados que son que disfrutan de tamaña insensibilidad.

domingo, 15 de febrero de 2009

El poder de matar


El juez de la Audiencia Nacional, Bartasar Garzón (el que se agacha a tocar el género, en la foto de El Mundo), ha salido en los diarios de caza con el Ministro de Justicia actual, Bermejo o Fdez. Bermejo, con el que ha pasado el finde (weekend), cenado, reído, charlado, etc. etc. Dos seres humanos compartiendo la alegría de la vida. Hasta aquí...

Con ellos participó en la masacre de astados herbívoros, el jefe de la policía judicial y no sé si la fiscal que atiende los casos de corrupción del partido en la oposición, perseguidos por el susodicho juez.
Al juez, en 1993, cuando se quiso meter en política, en las filas del PSOE, ya se le escucharon lindezas contra la oposición. "Si ya han aprendido la santa indignación, ahora que aprendan la santa paciencia, y así aprenderán a gobernar". Pero, bueno, eso, en un político, es normal y hasta plausible.

A Zapatero o Rguez. Zapatero (en España, hay la costumbre de eliminar los apellidos paternos acabados en Z), que admira y quiere plagiar, más que imitar, los gestos de Barack Obama, no se le ha oído todavía que cese al ministro en cuestión. Ni al Consejo General del Poder Judicial (CeGePeJota), suspender al juez por -si no prevaricación- mal ejemplo.

Se trata de España, la octava potencia (sic) del mundo, enclavada en Europa y con una antigua aspiración a ser respetada por la orquesta de naciones del mundo. Vamos, que no hablo de Gambia ni de Zimbabwe.

Recomiendo a las gentes de paz y bien, que respiren hondo, estiren bien la columna vertebral, cierren delicadamente los ojos, adopten una postura cómoda y, en medio del trino de los gorriones, el piar de los mirlos y el triscar de miguitas de pan de los petirrojos, si es posible, con algún sonido de agua, una fuente, un chorrito en el fregadero... medite. No para pensar en el desánimo que producen estos comportamientos, sino en cómo fluye el aire en su cuerpo, cómo aspira e hincha los pulmones abriendo el diafragma; cómo suelta el aire, y empuja el diafragma hacia el estómago que se regocija de ese masajito suave...
La vida es bella y breve. Cuando te quieres dar cuenta, han pasado los años, y ahora que sabes algo más, necesitarías otros 55 para poner el práctica tu sabiduría.






jueves, 5 de febrero de 2009

El pastorcico

Habla Vicente Molina Foix, en El Boomeran, de la austeridad franciscana de Antonio López, e incluyen esta bella fotografía en el comentario que les invito a compartir en esta dirección: http://www.elboomeran.com/upload/ficheros/noticias/zapatosdelfranciscano.pdf
Tuve la fortuna de entrevistar para RNE durante una hora, sin pausa, al artista manchego, vencida su oposició ya que, según insistía él mismo, "no soy capaz de hablar más de unos minutos pues tengo pocas cosas que decir". El programa resultó precioso, interesantísimo y al final de la emisión, ya a micro cerrado, me preguntó, sorprendido: "Ah, pero, ¿ya hemos terminado?"
De entonces a ahora ha llovido mucho y se diría que Antonio López ha ganado en mundanidad para alegría de sus admiradores. En dos ocasiones diferentes, separadas por meses, he coincidido con Antonio Lópes en un vagón del metro de Madrid. Una vez, iba él sentado, ¡haciendo sudocus!. La otra, de pie, en medio de un gentío, pequeño de estatura como es él, parecía un pastorcico salido de algún Nacimiento en Navidad. Más que un franciscano, a mí me parece un pastor. Claro que con la humildad de Francisco de Asís, y con su entusiasmo. Ni que decir tiene que, en ninguna de las dos ocasiones me atreví a abordarlo. Me limité a contemplar discretamente su presencia, esa humanidad pequeña, morral al hombro, casi insignificante, que yo sabía (seguramente más de uno de los que viajaban en el vagón, también) que encierra a un gigante.
Estoy por vender a Metro de Madrid una idea estupenda para su divertida publicidad televisiva. Pero, no; mejor me guardo ese lujo para mí solita. Egoísta que es una. ya me lo decía mi mamá.

domingo, 18 de enero de 2009

primera plana


El director de El Mundo, antiguo jefe de mis entretelas, Pedro Jota Ramírez, ha sacado a la portavoz del partido de la oposición, Soraya Sáenz de Santamaría, en pose coquetuela en la portada del diario. Aparte de la perplejidad que causa que, en medio de las matanzas de Gaza, las amenazas de pauperización en España y el mundo, las salidas de tono (habituales, por otra parte) del jefe del gobierno de los vascos, las correrías de banqueros y serios magnates por acaparar dinero público, etc., etc., El Mundo salte por peteneras en su primera plana, la aparición de tal dama política en negligé ha reportado todo tipo de comentarios de rancia casposidad en la sociedad española tan proclive a cierto machismo, y también a perder el tiempo con discusiones tontas.
Ni siquiera me cabreo cuando veo estas actuaciones del "clan de los de Navarra", jefes y jefecillos del mundo mundial, porque me resultan patéticos modos desesperados de vender un ejemplar más. ¡Un euro, por el amor de Dios!, los imagino, mendicantes, a la puerta del templo del mercado.
Lo que sí me hace gracia es imaginar la reunión de cierre del día anterior, en la "pecera" (recinto cerrado con paredes de cristal) del periódico: a Pedro García Cuartango, periodista culto al que aún le queda algo de vergüenza, tratando de disuadir a un Jota empeñón, terco como niño que reclama su helado de fresa, y que, por supuesto, acaba imponiendo su criterio. Walter Matthau, en "Primera Plana".
Estos que ves ahora, Fabio, montes de soledad, tristes collados, fueron un día Itálica famosa... ¿Era así?