sábado, 23 de marzo de 2013

H. D. Thoreau
Veo en InfoLibre -una publicación nueva que persigue un buen periodismo- que acaban de publicar en español los Diarios de H.D. Thoreau. Su correspondencia con G.O. Blake ya había sido publicada el año pasado por una editorial peculiar Errata Naturae, que publica joyitas, como algunas otras pequeñas editoriales que abundan ahora en España, por suerte.
Me gustan las cartas; de pequeña, era casi obsesivo mi afán por recibir cartas, lo que me lanzaba a la escritura de ellas a troche y moche, con resultado algo decepcionante la mayor parte de las veces. Leer cartas ajenas cuando corresponden a gente admirable como HDThoreau es otra de mis aficiones. Se aprende mucho, pero sobre todo, se disfruta un montón.
Escribir un diario -por otra parte- debiera seguir casi obligatorio entre los escolares, de modo que se aficionaran a ello para el resto de sus días. Me gustó comprobar que en EEUU -al menos, hace años- así ocurre. La mayoría de la gente joven escribe diarios, es verdad que la mayor parte son tonterías, pero nadie pretende que surjan genios como setas. Incluso en la divertida serie The Big Bang Theory, el Asperger Sheldon Cooper escribe su diario en la cama, cada noche. Yo no he logrado acostumbrarme y abandono el cuaderno durante meses y hasta años. Pero ese Diario de Thoreau quiero leerlo. A la que pueda salgo a comprar ese libro. 

sábado, 16 de marzo de 2013

Con las malas noticias se puede reaccionar de varias formas. Una es rasgándose las vestiduras y poniéndose a berrear como una magdalena, otra es tomándoselo con humor. Por eso, en estos años de crecientes dificultades la gente se las ingenia para sacar risas de donde pareciera que solo hay llanto.
La buena noticia es que esta crisis que se alarga en los años nos está enseñando a cambiar al constatar cómo ha cambiado el estado de cosas. Cómo lo que era azul ahora es verde y lo estable ahora no para de moverse. Aprendemos a que la manea de ganarse la vida ha de cambiar, que el puesto de trabajo puede pirárselas en cuando te descuides y aún estando atenta. Aprendemos a desconfiar de los encorbatados y a prestar más atención a los que van vestidos de forma un tanto descuidada, con desaliño indumentario, como dice Antonio Machado.
Todo aprendizaje es duro; lo que pasa es que se nos ha olvidado lo que costó aprender y salir adelante en la escuela, entre los aromas de la goma de borrar, los empolvados blancos de la tiza en la pizarra, la tinta de los pupitres, el sonido de la punta del bolígrafo sobre el cuaderno. El silencio de los exámenes, el temor del castigo. El aburrimiento y la hora del recreo.

Hace años que los hombres de negocios aspiran a cada vez más margen de beneficios. Ganar un 10 % hace cincuenta años era un éxito en cualquier empresa. Pero a medida que el siglo XX avanzaba, las ganancias tendían a multiplicarse geométricamente hasta niveles insultantes, amenazadores. Hasta hoy. Arriba, una gráfica de cómo han evolucionado los bancos centrales de algunas zonas.  ¿Podrá alguien explicar con calma, por qué los hombres necesitan ganar tanto dinero? ¿Para qué exactamente?
El papa Francisco ha dicho que quiere una Iglesia pobre para los pobres. ¡Qué lapsus! Los pobres ya saben lo que es la pobreza; les haría más ilusión una iglesia rica para ellos y que la curia cardenalicia se quede con la Iglesia pobre. Así sí que estaría bien este papado.
Valete.

sábado, 9 de marzo de 2013

Ignacio Gómes de Liaño / Editorial Siruela
Me sorprende una entrevista breve en El Cultural con Ignacio Gómez de Liaño. Después de años de silencio en los que imagino de IGL habrá hecho su vida como cada hijo de vecino, se destapa con un diario de unas 1500 páginas de lo que le acontenció entre los años de 1972 y 1978, o así. Claro, me parece muy interesante y ya estoy corriendo a comprarme el tocho que ha publicado Siruela. Porque esos años setenta no son sólo años de la vida de IGL, también lo son de la mía, aunque IGL me lleve unos cuantos añitos. Que tampoco son tantos.
En la entrevista, IGL dice que cuando Franco los intelectuales eran más independientes, entre otras cosas "porque Franco no se gastaba un duro en comprarlos", dejando caer que ahora el establecimiento político en cualquiera de sus manifestaciones -del pueblo más canijo a la gran capital- organiza enseguida sus saraos con actores, cineastas, escritores, periodistas, poetas, cantantes, arquitectos, profesores, filósofos, etc. de la cuerda de cada quien. Pues algo de eso hay.
Pero, ahondando en el pesimismo, yo diría que ni siquiera quedan intelectuales públicos y publicados en España. Por razones que habría que detallar -ahora no me apetece en absoluto- los que hablan parecen vedettes de televisión y los que valen callan.
Puede que sea algo muy subjetivo esta afirmación mía. Vivir en el campo, alejada de la corte, me permite crear una realidad inofensiva, gozosa de la naturaleza, tranquila, aunque no a salvo de sobresaltos debido a que cometo el error de poner la radio y de ver la tele, de vez en cuando. Esta entrada se la dedico a MM "que me estará escuchando" (con un poco de suerte).