domingo, 12 de enero de 2014

A ritmo de pasodoble

Mucha gente en el fregadero

Animada por la música que emitía Radio Clásica, en un programa de medio día que se llama "Contra viento y madera" y que va de bandas, me dispuse a entrarle a este fregadero que un día me proporcionó la dicha de un ejercicio sublime de meditación. Esta vez cambié el silencio de los pulmones vacíos por unos pasodobles que ha bailado mientras le restregaba la panza a la cacerola, de aquí para allá, frente al fregadero, al ritmo acompasado de es el bailoteo que me gustó desde la primera vez que lo bailé.
Fue en Pitres, provincia de Granada, la Alpujarra más genuina. Tocaba una banda porque andaban en fiestas de la Virgen de agosto, De no ser por los petardes, que me paralizan el corazón del susto, las fiestas de agosto en aquellos pueblos me encantaban. Mi entonces marido me sacó a bailar. El lo hacía muy bien, de modo que yo no tenía otra cosa que dejarme llevar al son. Qué divertido resultó aquello. Recuerdo cómo nos miraba su hija adolescente, entre abochornada e incrédula. Desde entonces, me gusta ser sorprendida por un pasodoble tanto como por un vals.
Pero yo, a lo que iba a quí, es a decirles que ese fregadero ha quedado hecho un primor, después del alegre bailoteo de enero. Todavía no lo he hecho, pero lo hago ahora: ¡Feliz Año Nuevo a todos! Que nadie se deje ganar por el desánimo y ariba los corazones. Sursum corda!

martes, 7 de enero de 2014

Trincheras de la Primera Gran Guerra
Hace cien años que empezó la Primera Guerra Mundial; cien, de las predicciones tecnológicas del gran Nicola Tesla; cuatrocientos años desde que murió El Greco. Trescientos años de la muerte de un marino español, Blas de Lezo, que derrotó a la poderosa armada inglesa, causándole tanta humillación que aún se mantiene en los textos de historia ingleses la prohibición real de escribir su nombre.
También cumple cien años Platero y yo, el libro de Juan Ramón Jiménez que casi no escribe.
2014 es una cifra tal alta para año que hace cientos de alguna cosa notable, de algún personaje clarividente.
Cuando estalló la PGM nadie pensó que la tontería del Kaíser iba a durar tanto ni que fuera a producir tantos muertos. Después de tanto sufrimiento, de tantos muertos, de tanta pérdida, de tanto hundimiento, en Europa parecía que ya no volvería a ocurrir un horror de ese tamaño. Veintiun años después, estalla la Segunda Guerra Mundial. Otra vez la muerte sembrada por doquier.
En ambas ocasiones, dicen que la culpa la tuvo Alemania. En ambas, todos los hombres y las mujeres que pagaron con su vida la inmensa estupidez humana desaparecieron de la memoria, excepto en sus casas, para sus sucesores.
Que este año tan alto, 2014, sea compasivo con las buenas personas, con las gentes de buena voluntad. Haya paz.