martes, 29 de marzo de 2011

Un paseo y el bancal


Con la llegada de la primavera, a pesar de que los fríos se resisten a abandonar el campo de batalla (hum, no debería hablar así, tal como está el patio arábigo)lo que apetece es dar un buen paseo después de comer y de leer los titulares de los diarios. De modo que Luis y yo nos hemos animado a convertirlo en costumbre. Un día hizo un buen sol, el siguiente, nos mojó la lluvia y al otro, el viento resultó bastante desagradable, pero no hemos cejado en el empeño.

Así que, el día de sol me animé a cargar con mi vieja cámara. Pensé que podría merecer la pena, a pesar de que produce cierta pereza mental porque siempre piensas que ya lo has visto todo y que ese paisaje tan pateado y tan contemplado  no puede ofrecerte sorpresas. Es tan humano equivocarse constantemente...
El camino hacia el Carrigó, una especie de prado donde crece el cereal, resultó agradable. Buscábamos a Ana, una chica del pueblo que cultiva hortalizas ecológicas y las vende en su casa a quien quiera acercarse a comprarlas. Pero, Ana ya no está allí, nos dijeron. Está a punto de parir y se ha mudado. Vaya, me alegro por Ana pero adiós a mis lechugas ecológicas.

La cosa queda así: hay que acelerar el proceso de hacer un bancal cerámico para cultivar mis propias lechugas sin afeites químicos. Y en eso estamos. Os pongo una foto del estado en que se encuentra el bancal susodicho. Lo que no os podeis imaginar es cómo me encuentro yo tras hincar la horca decenas de veces, cargar la tierra, limpiarla a mano de hierbajos y rastrillar los noveles, por no hablar de colocar los rasillones de cerámica, sujetarlos con barras de hierro que hay que clavar en la tierra, etc. Huy. Qué bien me ha sentado soltar toda esta amarra.
Cuidado con la astenia primaveral.


miércoles, 16 de marzo de 2011

Tratar la adversidad

Llama la atención que las imágenes que nos llegan de Japón no estén salpicadas de gritos desgarradores, llantos que deforman las caras, gentes vociferantes que culpen al gobierno japonés de sus desgracias, ciudadanos que huyan en estampía hacia los aeropuertos: los que van en ese plan son occidentales. Hasta algún cadáver encontrado en la escalera de una casa, parecía descansar, dormido plácidamente, del ajetreo externo. Hay algo profundo, que dormita en el alma de los japoneses y que tiene que ver con su educación de disciplina y con sus creencias budistas.
Los españoles también tenemos creencias antiguas, cristianas, que, teóricamente, debieran ayudarnos en estos trances de dolor, pero nunca nos acordamos de ellas. Ni cuando truena, de Santa Bárbara.  Así que más bien montamos números ruidosos y agresivos ante las desgracias. Somos de otra manera.
Hace mucho, un pintor japonés excelente pintó una ola gigante -¿anuncio de tsumani?- entre cuyas salpicaduras podía verse el adorado monte Fuji. No por replicada deja de ser admirable esa estampa del Edo. La dejo aquí por ver si su presencia pudieran refrescar esos depósitos nucleares tan peligrosos, obra humana, de ahí lo temible.

lunes, 7 de marzo de 2011

Ya llega


Kenia tras los primeros narcisos de marzo
 Aunque bien puede ser una apreciación muy subjetiva, el invierno me ha parecido largo y duro este año. Creo que influye mucho el ánimo alicaído que produce la certeza de no poder escapar a la tormenta que provocan los poderosos psicópatas que gobiernan el mundo. El caso es que he pasado mucho frío en el molino. He tenido que racionar el gasto de calefacción y había días, cuando salía el sol, en que prefería salir afuera, a rastrillar hojas o a arrancar hierbas para entrar en calor. No voy a comparar este padecimiento con el de los habitantes pobres de Moscú, desde luego, pero aún así, he sentido mucho frío.
Por eso, el viaje a Etiopía ha sido un oasis de calorcito que no solamente le ha venido bien a mis pies y manos sino a mi espíritu. Igual que la gimnasia, la natación, las técnicas de Feldenkrais o de yoga ayudan a no hacerse daño, incluso a sentirse mejor a medida que pasan los años y sentirse peor es lo más fácil del mundo, de la misma manera, convivir en lugares donde la necesidad material es real y no un decir metafórico, resulta aleccionador y estimula la glándula simpática. O el nervio. O lo que sea.
Anuncia la primavera su llegada inminente en el molino y mi alma se apresta también al acontecimiento. Hay que prepararse. Este año me propongo construir un bancal pequeño en el que cultivar zanahorias, chirivías, espárragos, escarola, apio, tomates, fresas... Les iré informando, con fotos y todo. Quién sabe, quizás se acerque alguien de ustedes a probar las hortalizas. Creo que extenderé la alfombrilla para hacer unos cuantos saludos al sol. Sigan bien.